Friday, January 02, 2015

RECUENTO ESTÉRIL

El horizonte desconocido. Tengo dos nietos pequeños y no sé qué les depara el destino. Nunca se sabe, es cierto, pero hubo momentos no tan lejanos donde podía hablarse de una cierta continuidad entre las cosas. Ahora las formas de lo grande se van desplomando y la dimensión de la crisis lo alcanza todo. Quizá porque los dos son todavía tan pequeños, mis dos nietos (ella y él, nacidos con un día de diferencia) podrán transitar por estos tiempos donde todo cruje y se desploma, adaptarse a lo que venga y sobrevivir. Lo deseo vehementemente, que la oscuridad hoy tan extendida ya no los toque cuando su vida avance y que obtengan la gracia de un mínimo bienestar. Un reloj más grande. El año cósmico astrológico occidental coincide con la duración del ciclo hindú de los cuatro yugas, cada uno de cinco mil años. Las escrituras védicas sostienen que la entropía de la conciencia humana va aumentando a cada yuga que pasa. Desde el primero, Sat Yuga, la Era de la Verdad, hasta el actual y último Kali Yuga, la Edad Oscura, el proceso se compara al de una mesa que va perdiendo sus patas una a una, hasta quedar sostenida sobre la última. Antes de que vuelva a comenzar el ciclo otra vez, dicen los intérpretes, todas nuestras ilusiones sobre Dios, la civilización, el tiempo y la realidad serán despiadadamente destruidas. La diosa Kali, la asesina misericordiosa, debe escardar el huerto humano. La dulce aspereza. Alguna sentencia ha de afirmar que la voz es el espejo del alma. Yo no fui en agosto de 1977 a ese fracasado, legendario, decadente y anticlimático concierto de Joe Cocker en la plaza de toros de Cuatro Caminos que se había citado a las doce del día pero que desde las once estaba a reventar. A las tres y media de la tarde, con el público en efervescencia, Cocker salió al escenario y mal cantó drogado y balbuceando casi tres piezas antes de que se lo llevaran de la escena. La compasiva pena ajena se impuso entre la gente, según contaron las crónicas, que salió resignada de la plaza. Luego Cocker volvería a ser quien era: el genio imantador de Woodstock, última utopía contracultural de la modernidad. Quien conmovía con su voz, capaz de suavidad aterciopelada y de rudeza titánica, de lo crudo y lo cocido, conmovió aquella tarde con su caída. Todo es espectáculo. Gracias totales, Joe. Estéril como decir fértil. ¿Para dónde va el país, qué sigue? Analistas y profetas y casas calificadoras anticipan que seguirá la violencia criminal y la corrupción rampante, que aumentará la carestía de la vida lo mismo que la crispación social. ¿Estará traduciéndose a los hechos ya aquel dictamen hermenéutico obtenido hace años en París durante un performance surrealista: México es el país que se crucifica a sí mismo? La única política de resistencia posible ante la catastrófica casta política y su desgobierno es la unidad social. Pero es imposible lograrla, se dice uno a continuación. Y puede revisar la historia de las revoluciones modernas para ver que no ocurren si no cuentan con una vanguardia dedicada a lograrlas. O será a la mexicana. Una negociación palaciega, una jugada de sacrificio y un nuevo ajuste de la oligarquía presentado al público consumidor en positiva opción redes sociales: me gusta. La vacuidad y lo evanescente. La psique de la persona se proyecta hacia afuera, pero siempre está adentro, en su diálogo interior. Aunque la época sea siniestra, inhóspita y muy dura, aunque el escándalo y la atrocidad sean los elementos que definen estos días, sigue siendo posible modificar la interpretación de la realidad. Un maestro espiritual afirma que dentro de cincuenta años veremos el verdadero nacimiento de la psicología. Entonces el yo personal efectivamente se entenderá como una hipótesis inútil. Por eso han avanzado tanto las disciplinas contemplativas, los cojines de meditación en lugar de los divanes de los psiquiatras. La última frontera. Biorrelatividad se le llama a la interacción de la persona con su entorno físico a través de la energía mental. Los pensamientos son cosas. Es crucial entonces aprender a cambiar el pensamiento, resistirse a los pensares que nos piensan, deconstruir nuestras sinapsis mentales sistemáticamente erróneas, abrir algunas de las zonas selladas de la psique. Tal es el terreno de la única transformación posible: la democracia cognitiva. Entonces feliz y próspero año nuevo y todo eso. Vencer, dirían los clásicos, es avanzar. Fernando Solana Olivares

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