Saturday, March 12, 2011

UNA CARTA NO ENVIADA.

La vida tiene momentos de inmensa dificultad. Hay días en que todo parece adverso, uno se desagrada profundamente a sí mismo, y las cosas, las acciones, la gente también parecen carecer de sentido. No hay ser humano que no viva estas situaciones, porque quien las vive siempre es el yo personal, el ego, y salvo los sabios y los santos no hay quien no sea dominado por esa hipótesis inútil pero determinante que llamamos yo. De hecho, todas las tradiciones espirituales enseñan que el ego debe ser trascendido para alcanzar la verdadera comprensión de lo real y de uno mismo, la verdadera creatividad. Esa es la difícil tarea del conocimiento personal. ¿Por qué sufrimos tanto? Porque el monumento deforme de nuestro ego siempre está buscando satisfacciones, reafirmaciones, placeres. El problema es que esa búsqueda la hace en el mundo externo, entre los otros que nos rodean, y el mundo y los otros nunca se comportan según nuestros deseos. El budismo es tajante al respecto: no hay placer que buscar ni placer que evitar. Es decir, que la vida de cualquiera oscila entre placeres y dolores inevitables. Lo único que puede hacerse es aprender a cambiar el punto de vista acerca de nuestra vida, aceptando que todo es relativo, parcial, impermanente. ¿Te acuerdas de la operación de los magos? Esta es: modificar la manera en que vemos los fenómenos del mundo ---los nuestros en primer lugar---, para de ese modo modificar el mundo. Con una óptica así todo se desvanece: la frustración, el fracaso, el dolor, la irritación, la angustia, el miedo. La razón de esta metamorfosis es en el fondo muy simple: nuestras emociones y sentimientos son, casi siempre, construcciones artificiales sobre lo real. Sufrimos porque ignoramos que las cosas no son como creemos que son. Existen penas reales, pero la gran mayoría de nuestros sufrimientos no son otra cosa que un problema de percepción (…)
Para Don Juan, el de Carlos Castaneda, el yo significa importancia personal. Afirma que el hombre y la mujer están permanentemente preocupados consigo mismos porque su imagen de sí es para ello lo esencial. Eso es la importancia personal: la imagen que presentamos a los demás ---“Uno siempre es otro para los otros”, ¿recuerdas esa frase de Freud?---. Representa un drenaje de energía emocional inmenso porque sus mecanismos se han tornado de tal manera automáticos para el sujeto contemporáneo que impiden el libre fluir del individuo, ya que sus acciones están determinadas por el cálculo de lo que se ha de decir, lo que se ha de pensar, lo que se ha de hacer, en el orden de casi todas las cosas de la vida, a fin de obtener el beneplácito de los demás (…)
Don Juan enseña que el remedio a ello es convertirse en un guerrero o guerrera y aprender a vivir como tal. El camino del guerrero significa alcanzar la armonía entre las acciones y las decisiones. Para lograrla, deben desarrollarse atributos concretos: el control de uno mismo, la disciplina, el refrenamiento, la habilidad para escoger el momento oportuno y el intento ---esto suena a T. S. Eliot: “Para nosotros sólo cuenta el intento, lo demás no es asunto nuestro”--- (…)
Según Don Juan, el ahorro de energía emocional conduce a la impecabilidad y ésta a su vez produce un ahorro de energía: “La impecabilidad es hacer lo mejor que se pueda en lo que fuese. Es el arte por excelencia del guerrero, implica un estado continuo de alerta, un permanente estudio de sí mismo y de la situación.” Requiere “frugalidad, previsión, simplicidad, inocencia y, sobre todo, ausencia de imagen de sí. La impecabilidad consiste en hacer lo que se hace de la mejor manera posible, más allá del interés que despierte, de los frutos que se puedan obtener o del sentido o sinsentido que tenga la acción para quien la realiza.” Diría este maestro real o imaginario que la impecabilidad es el único boleto de salida a nuestro alcance para abandonar el sitio de la preocupación, aquella incómoda y sobresaltante antesala de la razón (…)
De todos modos, lo importante es que tú aprendas de las circunstancias que enfrentas: por eso se afirma que la voluntad del guerrero no se obstina y coincide con la necesidad, que acepta lo que le ocurre sin compadecerse de sí mismo, sin compararse con el destino de los otros, sin interferir en lo bueno o lo malo de los demás, resolviendo los problemas reales del momento presente y no los imaginarios de un tiempo que todavía no está (…)
En suma, si la vida te llevó a donde estás es por algo más profundo que por una mera elección personal. Aléjate de la cultura de la víctima y adopta los cuatro principios de quien se hace responsable de sí, de quien se vuelve adulto entendiendo que servir a los otros es la única manera de ser servido por ellos y entonces lucha con voluntad de voluntad, el doble esfuerzo, para despojarse de aquel yo inferior que provoca los sufrimientos de la desilusionante ilusión: a) acepta la adversidad y no la vivas como una injusticia personal; b) adáptate a las circunstancias, vuélvete flexible y desarrolla tu impasibilidad; c) no esperes nada, reduce tus deseos, disminuye tu necesidad; d) sigue el camino de tu vida y compréndelo, agradecido, como una paradoja de la proximidad capaz de transformarte porque en él están todas las respuestas y enseñanzas que necesitas para cambiar. El guerrero crea su propio ánimo, se vuelve amo de sí mismo e incapaz de decepción. Es inaccesible a los sinsabores, trabaja como si el trabajo tuviera sentido, lucha como si la lucha tuviera sentido, vive como si la vida lo tuviera. Es tan simple: el guerrero es un como si (…)

Fernando Solana Olivares.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

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11:58 PM  
Blogger Unknown said...

bernarda33 hotmail.com quiere enviarle una carta

11:59 PM  
Blogger Ángel E. Mora Ruiz said...

Estoy frustrado, y chavo... :/

Pero si no hiciera lo que hago como si tuviera una trascendencia ya me hubiera cortado las venas...

Obvio, no tengo fe, la fe es para los cobardes, solo me mantengo siendo diferente "a pesar de" o "como sí"... de cualquier manera es esta la respuesta que necesito, la tomo como sí no fuera personal, pues pudiera terminar ensimismándome, dejando de atender la otredad de la naturaleza.

¿Pero es conveniente mantenerse a la expectativa como si algo benefisioso fuera a ocurrir?, no lo se. ((solo sé))

(Por lo pronto mi universo mental es "Cambio o barbarie", el futuro no es brillante, menos mal, así habrá menos deslumbrados)

12:34 AM  

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