ESCALAS EN LA CRUZ.
1. Quizá el error epistemológico que contiene Yahvé, el dios judío absorbido por el cristianismo ---ese macho cabrío colérico e impredecible que guía autoritariamente su rebaño y solamente representa a la mitad del género humano--- quede contenido o aminorado por el sacrificio de Jesucristo, otro personaje divino incomprensible pero entrañable, es decir, emocionalmente mucho más cerca de lo que podría entenderse como una conciencia común.
2. La palabra “evidencia”, dice el teólogo Paul Tillich, significa “ver por completo”. Utilizando una cita bíblica de Juan 9, 39-41 (“Jesús dijo: ‘Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no vean, puedan ver; y los que ven, puedan volverse ciegos’.”), Tillich se pregunta si acaso la fe no es aquello diametralmente opuesto a la visión, pues se fundamenta sobre todo en el oír pero no en el ver. Tal victoria auditiva queda demostrada en las típicas iglesias protestantes, meras salas vacías para escuchar sermones. Lo que hemos visto con nuestros ojos, afirman los evangelios, es la Palabra, el Logos en el Dios que habla. Esa Palabra vista, asegura el teólogo, es la más alta unidad del oír y el ver: un puente entre las medias verdades protestantes y las medias verdades católicas.
3. Dos de los evangelios cristianos apócrifos (término que etimológicamente significa una cosa escondida u oculta, y no falsa como se consideró después, al dividirse la literatura evangélica en dos corrientes diferenciadas: los evangelios canónicos o inspirados y los apócrifos, así estos fueran contemporáneos y aun anteriores a los que después se decidieron como auténticos), el Evangelio del Pseudo-Mateo y el de Santo Tomás, cuentan que un sábado, cuando tenía cinco años, Jesús tomó barro y modeló doce gorriones. Un judío ortodoxo lo acusó con José. Cuando éste lo reprendió por trabajar ese día, Jesús batió las palmas y dijo a sus aves: “Vuelen. Vayan por el mundo y vivan”. Los gorriones alzaron el vuelo y lo obedecieron.
4. El dilema entre el gnosticismo y el cristianismo es sintetizado así por Harold Bloom: quien pueda admitir a un Dios que coexiste con el horror interminable de los seres humanos, con los campos de concentración, el sida, el capitalismo aberrante, la miseria de las mayorías, los atentados terroristas, y todavía lo considere bueno y todopoderoso, entonces tiene fe y ha aceptado la alianza con Yahvé, la expiación de Cristo o la sumisión al islam. Pero “si sabes que tienes una afinidad con el Dios ajeno, extraño, separado de este mundo, entonces eres un gnóstico”.
5. Las fuentes gnósticas ofrecen una perspectiva religiosa distinta, según explica Elaine Pagels. No legitiman institución o intermediación alguna sino insisten en dirigir a la persona hacia sí misma, hacia la capacidad de cada cual para encontrar su dirección propia, aquella “luz de dentro” que señala el Evangelio de la Verdad, otro apócrifo. La exploración de la psique se convirtió en una búsqueda de re-ligamiento, antecedente de las técnicas psicoterapéuticas de la modernidad. Los gnósticos insistían en que la ignorancia sobre la naturaleza de la mente y la realidad, no el pecado, es lo que causa el sufrimiento de las personas. Una afirmación idéntica a la que antes hizo el budismo.
6. Estos placeres y refinamientos gnósticos del pensamiento, como aquellos que ofrece el arte, por ejemplo, transforman la naturaleza de la mente porque le revelan la existencia de identidades interiores, “de un yo del yo, hasta entonces desconocido”. No consisten en aquella célebre advertencia de G. K. Chesterton citada por Bloom y nada tienen que ver con la flaccidez intelectual y sentimentaloide de la Nueva Era: “Que Jones adore al dios que hay dentro de él acaba significando, a la larga, que Jones adore a Jones”.
7. “Conocer” es equivalente a resucitar. Eso enseña Hallaj, un mártir sufí del siglo X: la gnosis y el renacimiento. El Jesús del Evangelio de Tomás proclama: “El reino está dentro de ti y fuera de ti”. Lo propondrá Simone Weil, quien considera la atención el verdadero factor del desarrollo espiritual: “Trabajen para tener una percepción del mundo y así ser justos”. O Emerson: “Es a través de ti mismo, sin embajadores, como Dios habla contigo”. Hoy es Viernes Santo y un hombre extraño muere en la cruz. El amor es más fuerte que la muerte y su mensaje se llama mediación. Quien lo interprete correctamente, dicen los gnósticos, “no catará la muerte”.
Fernando Solana Olivares.
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