Friday, November 09, 2007

PADRE BORGES

El título de este artículo le habría parecido, por reverencial, incorrecto. Pero está dado a partir del poderoso asombro escritural que el mismo Borges, cuando uno llega a conocerlo a fondo, despierta sin reservas. Encontramos aquello que buscamos, así que la historia es ésta. Debido a los azares de mi memoria episódica viajé a León. Perdido en alguna sucursal de la cadena de tiendas del paisano más rico del planeta descubrí un ejemplar del bíblico Borges escrito por Adolfo Bioy Casares (edición de Daniel Martino, Destino, Argentina, 2006).

Y tanta brillantez me trajo una gran melancolía por dos razones. La primera tiene que ver con aquello que hace poco escuché decir a un cura: “Santa envidia”, llamó a su sentimiento admirativo por otro prelado. No hay envidia santa pues como pecado capital es un irritante moral y psíquico, así que sentir envidia ante una totalidad literaria genial resultaba envilecedor y hasta tonto. Fue el propio hombre de letras quien ayudó a curarme de dichos pensamientos con el recuerdo de su sentencia: no enorgullecernos de los libros que escribimos sino de los que leemos.

La otra causa de la melancolía fue debida al tiempo. Desde que era niño no había vuelto a leer un libro con la misma atención maravillada de entonces, con la misma concentración absorta que podía comenzar en la mañana y terminar por la noche, ignorando todo lo demás. Apenas voy en el año de 1957, y el texto abarca los diarios de Bioy donde aparece citado Borges, desde una entrada a modo de presentación que menciona 1931 cuando los dos se conocieron y llega a 1946, para comenzar formalmente en 1947 y finalizar en 1989. Avanzo lápiz en mano (todo subrayado es una apropiación), estupefacto y entusiasmado y muerto de risa por sus luminosas 1663 páginas que no quiero, como me ocurría de niño, llegar a terminar. ¿Acaso cuando eso suceda haré lo mismo que solía hacer en tales años tempranos: leerlo otra vez?

Pues esto no es un bosque de palabras o un continente de obras: es el planeta Borges. Memoriosamente pormenorizado por el otro que es indispensable, todo evangelio cuenta con su evangelista: Adolfito Bioy Casares, un genio más joven que el íntimo amigo mayor, aquel inteligentísimo Señor de la Literatura, capaz de burlarse fundadamente de todos los autores porque a todos los conoce, lector inagotable, erudito mordaz —“¿Viste? El mejor poema de Quevedo lo escribe Góngora”—, y siempre mentalmente alegre y siempre agradecido por ese milagro epifánico de la literatura como él la vivía, como el único mundo por tener.

Borges y Bioy pudieron transfundirse en otro autor y hacer obra en común porque su genio literario les hizo saber que la literatura, puesta en abstracto, es una sustancia transpersonal que no concede con facilidad lo único posible: ser su amanuense. O una sustancia espiritual, como escribiría el Borges budólogo, que lo fue. Pero puesta en concreto, la literatura es un campo de maniobras tácticas donde la memoria semántica y la episódica se mezclan, conviven las dos.

Además está la vida propia. Lo esencial es la literatura, aunque sin duda cuentan las peripecias que le tocan a cada quien: a Borges lo abaten la ceguera progresiva y las pérdidas emocionales. Pero su mente extraordinaria nunca cesa de establecer equivalencias, de proponer vínculos, de comparar autores, de celebrar agudamente el divertido, a menudo cómico misterio de existir a través de los sucesos del día y de las lecturas, hechos que se vuelven agudos, despiadados o fantásticos gracias a la mirada de quienes los narran: Borges que los dice y Bioy que los registra y comenta.

Usando un término que acaso sonaría gauchesco a sus oídos, Borges y Bioy practican, con una excelencia incomparable, el criminoso deporte de la crítica ilustrada. Y son lapidarios. Siguen citas tomadas al azar:

“Borges observa que en Buenos Aires hablamos sin terminar las frases; en España se habla con frases construidas. También refiere que al ver a Lugones, una señora le preguntó: ‘¿Cómo, usted, con esa cara, ha escrito todos esos versos?’ ‘Sí, señora —contestó Lugones—, pero no escribo los versos con la cara’.”

“Borges mira dormir a mi hija Marta (de cuatro meses y medio) y comenta: ‘Su actividad mental será superior a la de Oliverio Girondo, a la de Aristóteles’.”

“Comentamos títulos absurdos. Recuerdo Libertad bajo palabra de Octavio Paz. ‘A continuación del título vigoroso, poemas deshilachados. Pero no agradables, no vayas a creer: en cuanto asoma la posibilidad del agrado, el poeta reacciona, no se deja ganar por blanduras, y nos asesta una vigorosa, o por lo menos incómoda, fealdad. Así cree salvar su alma’.”

“Ella contestó: ‘Y yo lo tomo porque tengo que vivir’. Cada día ha de ser para ella como una montaña que debe cruzar. La frase es perfecta: es curioso cómo personas totalmente ajenas a la escritura ingresan, por un momento, en la literatura. Lo más triste de todo es que acaso nunca tengan conciencia de esos modestos milagros.”

Ya transcritas estas frases palidecen porque son una muestra microscópica de un libro inmenso, gozoso y sapiencial. Padre Borges, entonces, no por alguna angustia de las influencias literarias o mamemas teóricos parecidos. Simplemente porque un talismán así puede ser determinante para quien lo lea: significarle ese instante a partir del cual puede ser razonablemente feliz en lo sucesivo. O serlo cada vez que vuelva a abrirlo y se cultive, multiplicándose, en él.

Fernando Solana Olivares

1 Comments:

Blogger JORGE SOLANA AGUIRRE said...

La palabra exacta en un espacio infinito.

Mas que un placer encontrar este blog restaurado de inteligencias y de bellezas. La esquicitez de leer la forma perfecta del verso, y encontarr la idea precisa que funden y fecundan la materia del intelectual, del hombre humano, del amante literario.

Borges comento que cuando conoció la ceguera, conoció a su amante literaria.

La sombra que absorbe y acosa el alma del genio, esa estructura de palabras que emergen del abismo del pensamiento y desatan la locura y la asfixia del escritor.

Le mando mis mas distinguidos respetos y espero tener contacto con usd.

Aquí estan mis datos y mi blog, espero tener sus correo.

ahora estoy radicando en parís desde hace cuatro anos, y estoy en un taller de escritura en el instituto cervantes.

www.jorgesolana.blogspot.com

solana_aguirre@hotmail.com

Jorge Solaa Aguirre

de Oaxaca

8:12 AM  

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