Friday, October 01, 2010

AFLUENTES

A las cosas mismas, piden los que saben. Así comienza un libro excepcional de la literatura en lengua española recién aparecido: Afluentes de Pura López Colomé (UNAM, Equilibrista, México, 2010), compuesto por nueve ensayos acerca de tres poetas extranjeros: Seamus Heaney, H.D. (Hilda Doolitle) y Paul Celan; tres poetas nacionales: Octavio Paz, José Emilio Pacheco y Juan Carvajal; tres visiones plásticas mexicanas: Phil Kelly, Frida Kahlo y diversas artistas del siglo veinte en nuestro país.
El ensayo es un vagabundeo ilustrado, una indagación original sobre el tema que trata. No consiste en agrupar o relacionar lo que se sabe del asunto, sino de someter éste a otro movimiento analítico, a otro orden de interpretación. Dice Arreola que el término viene del latín gustus y designa al catador de alimentos para el César, por ello el ensayo está cargado de riesgos y peligros, lo mismo que de nuevos puntos de vista y de realización intelectual. Su trabajo se compara al del héroe audaz que va, vence y regresa. Tiene por instrumento al lenguaje, su campo experimental.
Afluentes reúne por primera vez en un libro la obra ensayística de Pura López Colomé, una poeta mexicana contemporánea que, sin hipérbole alguna, podría ocupar el sitio que alguna vez tuvieron una Sor Juana o una Emily Dickinson en su tiempo creativo, entre la inteligencia y la creatividad literaria de entonces. Las diferencias entre un caso y los otros son circunstanciales y obedecen sobre todo a una referencia asimétrica, a una apuesta incomprobable y a un juicio personal: Sor Juana y Emily Dickinson ya están en el canon literario y radican en la memoria común; por razones del tiempo presente que ignora conocer el tiempo futuro, Pura López Colomé todavía no. La angustia de las influencias literarias advierte que nunca debe compararse a una autora con otras así.
Y sin embargo, nadie es más que los demás si no hace más que ellos, y Pura López Colomé ha publicado hasta hoy nueve poemarios de gran poder expresivo, una lírica tan personal como propia, plena de revelaciones y atisbos donde la poeta ha bebido su sangre, su biografía, su vida cotidiana, su mundo sensible y su mundo reflexivo, su cuerpo lacerado o gozoso, y con todo ello, más la vida que pasa, va creando imágenes verbales que con-mueven al lector aun más allá de lo que las mismas dicen (tal es la misteriosa función de la poesía: correr el velo de las cosas, revelar los muchos mundos que están en éste para acercarlos a la imaginación, asombrar a quien la escucha, quitar la sombra a quien la lee: la poesía es lo trascendente que acontece); también ha traducido impecablemente a otros grandes poetas vivos (Hass, Breytenbach, Heaney, quienes han reconocido, admirados y agradecidos, la rigurosa tarea de trasvasamiento lograda), lo mismo que ha publicado ensayos suficientes para elaborar un cuerpo intelectual ya de seria consideración, propio de nuestra época global y mexicana ---aunque como se ha dicho, una obra poéticamente intemporal---, pues representa la vigencia activa de lo mejor del espíritu humano contemporáneo, de aquel genio multidireccional que indaga por el otro lado de los espejos, que se pregunta de qué está hecha la realidad.
Afluentes lleva en el título tanto el fondo intelectual como la forma creativa, esa voluntad estética que algunos llamamos intención. Pura López Colomé concibe una matriz líquida para que los autores y artistas sobre los que escribe, sobre los que ensaya, vayan fluyendo y circulen, se alejen y vuelvan como en una danza que es un diálogo coral, siendo tan dúctiles como el agua ---a la cual toca aquella voz franciscana de humilde, pues siempre se acomoda a la forma que la contiene. Una agua básica para todo proceso literario y sus eventos, sus poemarios, sus traducciones, sus ensayos, porque no hay Eva increada en el arte literario, sino que ella se va creando a sí misma mientras afluye y conversa con otras voces autorales, con otras sensibilidades poéticas y otras representaciones visuales.
Sólo conocemos lo que amamos. Y nuestros amores son afluentes de la memoria, de la percepción somática, de la fascinación mental. Conocí a Pura López Colomé hace veintisiete años y en ellos no me ha cegado el vínculo de la amistad íntima, tampoco la sociedad diplomática de elogios mutuos, para saber, con certidumbre repetida, de quién se trata la persona y de qué están compuestos sus penetrantes, luminosos dones. Pueden condensarse simbólicamente en el número nueve, tres veces tres de valor ritual, un triángulo equilátero, una triada: poesía, traducción, ensayo, como el alma, el cuerpo y la mente de una artista que con su obra escrita ha hecho del mundo un lugar de intenso y lúcido sentido, justo cuando el mundo parece no tenerlo.
Pensar es agradecer y leer es agradecer varias veces: una lo pensado al leer, otra lo pensado por quien lo ha escrito, otra más esos dos pensares vueltos a leer. Cuando uno llega a Afluentes de Pura López Colomé y recorre sus páginas, penetra libremente en un caudal reflexivo que se muestra tan conocido como inesperado y distinto, penetra en un libro donde la prosa no es una soledad en llamas sino una múltiple, creciente y compartida sensibilidad. Lo real está hecho de afluentes, es una red capilar. Este libro entonces es un poliedro cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna. Este libro es real.

Fernando Solana Olivares

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