ESTA SUCIA DEVOCIÓN
Y caminan las muchedumbres de peregrinos emporcando todo a su paso. Llenándolo de mierda, de miasmas, de basura. Después vendrá el calcinante sol que secará las heces fecales depositadas a la mitad de los senderos, en las esquinas de los atrios, bajo los portales, sobre las aceras y alrededor de los precarios albergues de plástico que se levantan para un efímero descanso inmerecido. A continuación los vientos de febrero esparcirán las bacterias por todas partes, aun en aquellas zonas relativamente lejanas a donde hayan pasado. Seguirán entonces las enfermedades bronquiales y respiratorias, gastrointestinales, dermatológicas y conjuntivas que aquejarán a quienes viven en los campos, pueblos y ciudades asolados, que van desde el Bajío hasta Los Altos y su destino final, San Juan de los Lagos. Los zafios peregrinos ya habrán regresado a sus hogares cuando otros miles sufrirán las inmundas huellas de esa devoción suya que se proclama religiosa y sagrada aunque resulta patológica, antisanitaria, demoniacamente profana. Y en el fondo, anticristiana.
Pero no antieclesiástica, dado que es la misma Iglesia católica la que favorece tal marcha de la barbarie e hipócritamente ---tanto como siempre, mustia--- se desentiende de sus perjuicios y afectaciones, pues igual que ha sido en el pasado seguirá siendo en el presente: antes vendía indulgencias, ahora vende devociones; antes proclamó guerras santas interesadas, ahora protege encumbrados pederastas. Quién sabe de cuánto será el negocio que representa esta peregrinación multitudinaria, pero aun así, ganando fortunas, la Iglesia no está dispuesta a hacerse cargo social, y mucho menos cultural o teológico, de las consecuencias colectivas que sus efemérides provocan. ¿Estará la Virgen misma al tanto de ello? ¿O será un tema que no le incumbe a esa deidad ausente de los asuntos humanos?
Hay otra enfermedad que las turbas peregrinantes propagan, quizá más grave que las órganicas ya que ésta es simbólica y actúa en todos los planos del sujeto, a modo de un pre-texto, un sub-texto y un con-texto alterados, bizarros, todos producto de esas prácticas antireligiosas y depredadoras, egoístas e indiferentes, nihilistas y, como tales, anticristianas también. Los senderos, los caminos y la vida se transitan con el cuerpo, el corazón y la mente, cual lo hace una carreta, un caballo y su conductor, según establece alguno de los textos evangélicos desechado como apócrifo por la ortodoxia católica. Pre-texto: para estos peregrinos el cuerpo no es el templo del alma y el acudir a ver a una virgen que creen milagrosa no les exige un comportamiento piadoso, discreto, controlado. Sub-texto: para estos peregrinos la purificación no existe y su periplo devocional no la ofrece dado que es una mera acción mecánica, nunca un viaje sagrado. Con-texto: para estos peregrinos la basura y la mierda son la realidad misma, así supongan que la dejan detrás de ellos cuando se marchan a ensuciar otro sitio, que será el propio.
Como es adentro es afuera, como es arriba es abajo y el universo funciona bajo una ley objetiva de interdependencias, aunque todavía no lo sepan estos católicos enajenados, materialistas vulgares que poco tienen que ver con la moral o con el espíritu, tampoco con el interés de los otros o siquiera con los mandatos de su decálogo mosaico: ama a tu prójimo como a ti mismo. ¿Por qué deberían amar a los demás si ellos se odian a sí mismos y odian aquello que los rodea, a pesar de que hagan alardes fariseicos como estas barbáricas caminatas para postrarse ante una imagen con el único y mercantil interés de satisfacer sus deseos?
Se dirá que los humildes romeros que contaminan y propagan infecciones no son los responsables directos de tan odioso y perjudicial empeño, sino las élites panistas y clericales que gobiernan ---es un decir--- política e ideológicamente esa región central del país que al comienzo de cada año se va viendo cada vez más afectada. Considerando entonces la triple moral que caracteriza a tales grupos de poder en su vida pública, privada y secreta, resulta obvio que dicha responsabilidad les corresponde por entero. Y como están tan ocupados prohibiendo besos y escondiendo mendigos, erosionando la laicicidad constitucional e instalando un Estado caricaturescamente teocrático, enriqueciéndose inmoralmente y guanajuatizando México, acaso no se dan cuenta que la mierda en el aire flota para todos y enferma a cualquiera, aun a ellos, sepulcros blanqueados y tan decentes, pero no inmunes, que aseguran obrar guiados por la moral cristiana.
A pesar de que el Vaticano hasta hace muy poco dispuso considerar como pecado la destrucción del medio ambiente, el catolicismo leyó al revés durante siglos el verdadero mensaje de Jesús. Sólo teólogos expulsados de la Iglesia católica como Leonardo Boff hablan de una ecoteología propia de una visión sacramental de lo existente y verdaderamente religiosa, si se entiende ese término como un re-ligamiento con la sustancia de lo real. El ser humano, señala Boff, debe entender que sus relaciones con la naturaleza conforman una trama de vínculos multidireccionales que exigen tratos de sujeto a sujeto y no de sujeto a objeto conforme el materialismo católico suele creer. Por ello su más reciente obra lleva por título el de Virtudes para otro mundo posible, con capítulos sobre el respeto mutuo y la convivencia, sobre la tierra como única alternativa cuya solución no vendrá del cielo.
Aunque en el mundo panista-clerical al revés es el Diablo quien peregrina. Dios nos cuide de sus sucios devotos.
Fernando Solana Olivares
Pero no antieclesiástica, dado que es la misma Iglesia católica la que favorece tal marcha de la barbarie e hipócritamente ---tanto como siempre, mustia--- se desentiende de sus perjuicios y afectaciones, pues igual que ha sido en el pasado seguirá siendo en el presente: antes vendía indulgencias, ahora vende devociones; antes proclamó guerras santas interesadas, ahora protege encumbrados pederastas. Quién sabe de cuánto será el negocio que representa esta peregrinación multitudinaria, pero aun así, ganando fortunas, la Iglesia no está dispuesta a hacerse cargo social, y mucho menos cultural o teológico, de las consecuencias colectivas que sus efemérides provocan. ¿Estará la Virgen misma al tanto de ello? ¿O será un tema que no le incumbe a esa deidad ausente de los asuntos humanos?
Hay otra enfermedad que las turbas peregrinantes propagan, quizá más grave que las órganicas ya que ésta es simbólica y actúa en todos los planos del sujeto, a modo de un pre-texto, un sub-texto y un con-texto alterados, bizarros, todos producto de esas prácticas antireligiosas y depredadoras, egoístas e indiferentes, nihilistas y, como tales, anticristianas también. Los senderos, los caminos y la vida se transitan con el cuerpo, el corazón y la mente, cual lo hace una carreta, un caballo y su conductor, según establece alguno de los textos evangélicos desechado como apócrifo por la ortodoxia católica. Pre-texto: para estos peregrinos el cuerpo no es el templo del alma y el acudir a ver a una virgen que creen milagrosa no les exige un comportamiento piadoso, discreto, controlado. Sub-texto: para estos peregrinos la purificación no existe y su periplo devocional no la ofrece dado que es una mera acción mecánica, nunca un viaje sagrado. Con-texto: para estos peregrinos la basura y la mierda son la realidad misma, así supongan que la dejan detrás de ellos cuando se marchan a ensuciar otro sitio, que será el propio.
Como es adentro es afuera, como es arriba es abajo y el universo funciona bajo una ley objetiva de interdependencias, aunque todavía no lo sepan estos católicos enajenados, materialistas vulgares que poco tienen que ver con la moral o con el espíritu, tampoco con el interés de los otros o siquiera con los mandatos de su decálogo mosaico: ama a tu prójimo como a ti mismo. ¿Por qué deberían amar a los demás si ellos se odian a sí mismos y odian aquello que los rodea, a pesar de que hagan alardes fariseicos como estas barbáricas caminatas para postrarse ante una imagen con el único y mercantil interés de satisfacer sus deseos?
Se dirá que los humildes romeros que contaminan y propagan infecciones no son los responsables directos de tan odioso y perjudicial empeño, sino las élites panistas y clericales que gobiernan ---es un decir--- política e ideológicamente esa región central del país que al comienzo de cada año se va viendo cada vez más afectada. Considerando entonces la triple moral que caracteriza a tales grupos de poder en su vida pública, privada y secreta, resulta obvio que dicha responsabilidad les corresponde por entero. Y como están tan ocupados prohibiendo besos y escondiendo mendigos, erosionando la laicicidad constitucional e instalando un Estado caricaturescamente teocrático, enriqueciéndose inmoralmente y guanajuatizando México, acaso no se dan cuenta que la mierda en el aire flota para todos y enferma a cualquiera, aun a ellos, sepulcros blanqueados y tan decentes, pero no inmunes, que aseguran obrar guiados por la moral cristiana.
A pesar de que el Vaticano hasta hace muy poco dispuso considerar como pecado la destrucción del medio ambiente, el catolicismo leyó al revés durante siglos el verdadero mensaje de Jesús. Sólo teólogos expulsados de la Iglesia católica como Leonardo Boff hablan de una ecoteología propia de una visión sacramental de lo existente y verdaderamente religiosa, si se entiende ese término como un re-ligamiento con la sustancia de lo real. El ser humano, señala Boff, debe entender que sus relaciones con la naturaleza conforman una trama de vínculos multidireccionales que exigen tratos de sujeto a sujeto y no de sujeto a objeto conforme el materialismo católico suele creer. Por ello su más reciente obra lleva por título el de Virtudes para otro mundo posible, con capítulos sobre el respeto mutuo y la convivencia, sobre la tierra como única alternativa cuya solución no vendrá del cielo.
Aunque en el mundo panista-clerical al revés es el Diablo quien peregrina. Dios nos cuide de sus sucios devotos.
Fernando Solana Olivares
2 Comments:
¡PASU! tengo que leerte des-pa-ci-to y después comentar.. pero de entrada ¡GRACIAS!
Sí, el demonio parece andar suelto en las "cristianas" algaradas...
;)
Lamentablemente el nuevo catolicismo estatario y fragmentario asi funciona, pero el verdadero cristianismo no; es hora de volver la vista y aprender de los eternos!
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