A CIEGAS.
1. Y sin embargo, mirando. Uno se pregunta qué sigue cuando la realidad actual parece caracterizarse sólo por la imposibilidad de resultar diferente. Cruzan delante de la gente las fantasías de influencia, libertad y poder que circulan por todo el planeta en películas y series televisivas. Aquel cuento de hadas mediático sobresocializado que, en palabras de Richard Barnet y John Cavanagh, sólo ofrece a los pobres de todo el mundo ventanas a la felicidad personal pero ninguna puerta para obtenerla.
2. Afirman algunos analistas circunspectos que el crimen organizado ha infiltrado ya al Estado. La inversión de los términos quizá contenga una mayor precisión: el Estado ya infiltró al crimen organizado. En los desdoblamientos propios de un sistema neoliberal que hace lo contrario de lo que predica, ese Estado paralelo criminal subordina a las estructuras formales, sorprende a la sociedad por sus capacidades y alcances, hace del miedo y la corrupción su instrumento de gestión pública. Más que un régimen político se trata de un régimen social.
3. El término “consternación” empleado por Peña Nieto para referirse a la espectacular fuga de El Chapo Guzmán significa el abatimiento del ánimo. Ya se sabe con creces que este desafortunado y maltrecho mandatario no usa el lenguaje sino que el lenguaje lo usa a él. Involuntaria confesión de parte: el ánimo presidencial se halla abatido, tanto como los ejecutados según el bárbaro y atroz instructivo militar recientemente hecho público. Y los rumores se multiplican: ¿cómo está la salud física del presidente, tan abatida como su salud emocional?
4. Tlatlaya, Ayotzinapa, la Casa Blanca, la fuga del capo de un penal de máxima seguridad: ¿qué más viene a continuación? Habiendo logrado aparentemente lo que ninguno de sus antecesores pudo lograr, esas tantas reformas anunciadas como definitivas, como “verdades históricas”, resulta paradójica y llamativa la debilidad presidencial de un sexenio que terminó antes de llegar a la mitad. ¿Cuál es la razón de ello? Acaso la misma del fundamento de su gobierno: las falsas apariencias virtuales, la mentira mediática, la evanescencia del espectáculo. Origen entonces es destino. La política supone mucho más que una orwelliana estrategia de convencimiento articulada desde la televisión.
5. La corrupción y su impunidad son la patología autoinmune del sistema sociopolítico mexicano, una enfermedad autóctona que luce incurable y terminal. Las “democracias de baja intensidad” (Boaventura de Sousa Santos) como la mexicana lo son social pero no formalmente. La exclusión, la violencia, el autoritarismo y la corrupción de sus oligarquías y de sus aparatos auxiliares no dan lugar sino a la desesperanza, a la ironía o al sarcasmo de los memes despiadados, aunque no a la sanación colectiva, a la curación nacional. ¿Cabrá entre nosotros aquel “optimismo trágico”, aquel “pesimismo esperanzado” que propone la nueva epistemología social? Pensar lo impensado, sugieren los movimientos transformadores. Por ejemplo, pensar que en México alguna vez se castigará, desde arriba, la interminable corrupción.
6. Decía Tomás de Aquino que la sociedad estaba dominada por un habitus principiorum, por el hábito de proclamar principios para así no verse obligada a obedecerlos. Sigue siendo de tal forma. De ahí las patéticas e increíbles declaraciones gubernamentales: “He dado instrucciones de aplicar la ley hasta sus últimas consecuencias”. Famosas últimas palabras que se pronuncian como definitivas y concluyentes. Pero el subtexto se conoce: no pasará nada, todo seguirá igual, o sea, peor. Acaso ello explique la generalizada admiración por El Chapo, gran estratega de su siniestra voluntad, inteligente doblegador del Estado y exitosísimo empresario multinacional. El capitalismo y el crimen: sinónimos de un mundo que está al revés.
7. El escenario se viene abajo y la tramoya se cae: los funcionarios van desnudos. Se les escapa el criminal más relevante y un robótico secretario de Gobernación acompañado de una visiblemente fuera de lugar procuradora se exhiben visitando las instalaciones de la fuga fantástica: nadie oyó, nadie vio, nadie supo. Tampoco ellos, los responsables del asunto, que como siempre llegaron después. Un agente de la DEA reportó meses atrás según la agencia AP que un general mexicano señaló que la fuga de El Chapo ya estaba pactada de antemano. En este mar de mierda todo es posible.
Fernando Solana Olivares.
1 Comments:
Estimado Fernando,
Es de esperarse que aunque nadie haya comentado tu reflexión haya gente que te lee y que está de acuerdo contigo. Yo te encontré por casualidad. Algo tenemos que hacer, por algún lado hay que empezar.
Saludos desde Miguel Leandro Guerra.
María Helguera
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