DIÁLOGO SIN ORILLAS
La noche está por terminar y el grisáceo amanecer frío todavía no comienza. Quedan dos viejos sentados a una mesa del salón desierto en medio de la resaca de la fiesta. Son alteños, enjutos y desconfiados, cristeros sólo por necios, sabios rurales a fuerza de paciencia, decepciones y frentazos.
Don Uno: Que me habla mi hija y me dice que la carretera está cerrada. ¿Cómo ve?
Don Dos: Se entiende, ¿qué no? La gente está muy encabronada.
Don Uno: Es colapsante. Parece que ya hicieron agua. A menos que sea intencional. Pero entonces resultará suicida.
Don Dos: Súmele la mezcla: ineptos, cleptócratas y apátridas. Combinación letal.
Don Uno: ¿Y qué pronostica?
Don Dos: Que no hay pronóstico posible. Sólo lo que últimamente ando diciendo: se va a poner peor.
Don Uno: O sea que ya se jodió.
Don Dos: La situación luce irreparable. ¿No le parece?
Don Uno: Sí, no creo que puedan arreglar su violenta ingobernabilidad tan esmerada, tan repetida.
Don Dos: Entre ineptitud y corrupciones. ¿Así cómo van a poder?
Don Uno: ¿Y luego entonces? ¿Hacia dónde cree usted que vayan las cosas?
Don Dos: Hacia donde vaya todo: crisis, colapso, transformación planetaria, pero con particularidades nacionales. Como somos aquí.
Don Uno: ¿Y cómo vio la cena?
Don Dos: Con evidentes signos de vejez. Veo guapas a todas las mujeres, me enojo de todo, todo me parece caro. Y luego esta sensación de muchas gracias, pero fíjense que el sistema mundo se acabó.
Don Uno: Eso está bien. Lo parejero es sabiduría, lo otro es carácter recio y lo último ahorratividad. Y de lo último, ¿qué puedo decirle?
Don Dos: No crea, luego ese talante se me impone en las fiestas familiares.
Don Uno: Fíjese que se murió un señor que anduvo diciendo que odiaba a todos pero que era amable con todos.
Don Dos: Yo no. Me puse de antipático. De criminoso, pues. Y ya ve que hay muchos que no aguantan vara.
Don Uno: Acuérdese que con la vara que uno mida será medido.
Don Dos: Pues a nuestros impresentables políticos los juzgaremos por el caos de sus resultados. Por el chingo de perjuicios causados. Con una durísima vara.
Don Uno: El radio anduvo perifoneando su doble-pensamiento. Que todo era en interés del país. ¿Y notó la simultaneidad: Tultepec-Quince años de Rubí-Gasolinazo?
Don Dos: Administran las tragedias y utilizan el escándalo. Nos tratan como débiles mentales.
Don Uno: Tengo un amigo que me contó que ya tienen a Duarte. Lo van a presentar cuando necesiten ofrecerle al público una pieza para su entretenimiento y distracción.
Don Dos: ¿Y entonces qué? ¿Los corremos a todos?
Don Uno: Eso deberíamos hacer.
Don Dos: Está cabrón, mi amigo. Hay lo que hay. Y lo que hay es lo peor posible. Por eso se dedican a eso.
Don Uno: Entonces va a llegar al poder un payaso siniestro, como el de los gringos. O un triunvirato militar. O de plano un narco gobierno. O un independiente que sea marioneta de los poderosos.
Don Dos: O sucederá un milagro guadalupano y López Obrador será triunfador. Tendría entonces dos opciones: cambiar las cosas o gobernar casi igual.
Don Uno: La primera ha sido crónicamente imposible, la segunda es más común que ocurra. Además, está el personaje mismo y sus desaciertos.
Don Dos: El factor principal será Trump, y el gobierno mexicano que quedará a sus apreciables órdenes.
Don Uno: Pero el mercado capitalista es un monstruo mecánico. Su proteccionismo económico puede ser su perdición.
Don Dos: Sabe, como diría el profeta. Esto va color de muerto y uno debe ocuparse en vivir.
Don Uno: Póngale el sobre: sobrevivir. Lo dijo un jefe apache cuando los blancos le ofrecieron comprar la tierra. Y ahora, en medio del desastre, ¿qué pues?
Don Dos: No se haga desdichado antes de tiempo. Pero no deje de vigilar. Como dice el evangelista: no sabemos ni el día ni la hora. Tampoco cómo será.
Don Uno: Ayer visité a una mujer muy enferma y le susurré al oído que debía entrar a la muerte con los ojos abiertos.
Don Dos: Aunque fuera mantenerlos abiertos en vida. No sé quién dijo que eso era lo más difícil: mirar con atención lo que tenemos delante de los ojos.
Don Uno: ¿Sabe que me tranquiliza? Pensar en aquel dicho tan antiguo: también esto pasará. El asunto es mientras tanto pasa. Feliz año, pues.
Don Dos: Para usted también. Me gusta terminar.
Fernando Solana Olivares
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