ZIG versus ZAG
Zig: Estoy leyendo a Heidegger, y lo encuentro extraordinario. Además, muy oportuno para estos tiempos. Escuche: “Todo ser es en el Ser. Más categóricamente: el ser es el Ser”. ¿Comprende?
Zag: ¡Ah, qué ocioso es usted! Y un poco mamón, si me permite el comentario. Mejor vea V for Vendetta, en esa película está la crítica política más imaginativa que he encontrado en años.
Zig: ¿Sabe qué hizo Heidegger después del nazismo, en el que fue implicado? Se retiró a lo que llamó exilio interior, vivió en el bosque y guardó silencio por décadas. Luego habló, se convirtió en el príncipe secreto del pensamiento, descifró las causas de nuestra brutal crisis cultural y después murió. Costumbre que suele tener la gente.
Zag: ¿Le parece? Más bien yo ando preocupado por tranquilizarme con tranquilidad. Y la película, tomada de un disolvente comic, propone una salida colectiva ante lo que seguramente viene ---ojo: no le estoy diciendo que sea bueno, sólo que va a pasar---: un gobierno autoritario que vuelva a ocupar el espacio público, cuyo control este régimen ha perdido.
Zig: Algunos historiadores, los que hablan del momento actual como el comienzo de una nueva Edad Media, afirman que los gobiernos autoritarios de corte cesarista, que están por surgir y han surgido, no son tanto formas políticas del pasado sino del mañana, manifestaciones precoces de cómo será el Estado que vendrá. Por cierto, ¿ya se enteró de la última ocurrencia política de Muñoz Ledo acerca del derrocamiento de Calderón?
Zag: ¿Ocurrencia? El personaje es muy dudoso: bastaría su verbalidad incontenible, si no es que su pasado, para no tomarlo en serio. Los peces mueren por la boca.
Zig: Pues sí, pero estos son los actores de la opereta política. O del esperpento, como estando aquí en México se le ocurrió decir a Vallen Inclán: un nuevo género de la tragedia social.
Zag: ¿Está cabrón, verdad? Es increíble la rapidez con que están ocurriendo las cosas. Eso puede indicar que aparecerá un desenlace más o menos pronto
Zig: Los actores del esperpento político, pues. Sin ánimo reductivo, no hay a quién irle. Cierto que la derecha extrema es nefasta, pero la izquierda caníbal también así resulta, y el encopetado centro de la restauración priísta en curso provoca miedo.
Zag: Por eso le digo, tiene que ver V for Vendetta para comprender por dónde van las cosas. En síntesis: un futuro autoritario y policiaco construido por una dictadura civil que utiliza los medios masivos de comunicación para construir una percepción de la realidad llena de miedo. Y la resistencia de un líder político genial, un artista que sabe que las palabras son perspectivas y demuestra que el miedo sólo está en la mente del pueblo controlado. Cuando lo superan, alcanzan la libertad.
Zig: La realidad es tan fantástica que ni siquiera la podemos imaginar. Multidimensional, como la física contemporánea y las filosofías profundas lo enseñan. Sólo percibimos el cuatro por ciento del universo. ¿Dónde está el otro noventa y seis, cómo serán sus manifestaciones? Vuelvo a decírselo: el lenguaje es medicina.
Zag: Depende cuál, también hay lenguaje que intoxica. Los habitantes de ese Londres autoritario y asustado están enfermos del lenguaje que su gobierno los obliga a escuchar. V, el vengador, cambia las denominaciones de las cosas y las llama por su nombre. Anuncia a todos que las palabras son perspectivas.
Zig: Heidegger estaría totalmente de acuerdo. Tal cosa recomendó Confucio cuando el emperador chino le preguntó por la primera medida que debía tomar para encarar la crisis política que ocurría: corregir las denominaciones. El lenguaje es medicina.
Zag: De acuerdo: toda estructura de control se manifiesta en el lenguaje. Desde los gritos infames de los asesinos hasta el silencio impuesto en la mesa familiar, desde los merolicos mediáticos hasta nuestros patéticos padres de la patria. Pero insisto, vea la película. Le va a servir para entender.
Zig: Lo haré, sin duda. Hoy la verdad llega a nosotros desde los sitios más inesperados. Y debemos seguir asombrados ante el único misterio, según la idea presocrática del autor: el hecho de que las cosas son.
Zag: Entiendo. Es como preguntar ¿por qué hay algo y no más bien nada?
Zig: Exacto. Sigue siendo un enigma el estar aquí. Aun cuando el miedo y la dificultad avanzan para instalar una atmósfera asfixiante.
Zag: Solución de continuidad. Eso vendrá. Pero antes puede pasar todo, en este país donde parecen haberse despertado los dioses prehispánicos que los conquistadores hicieron demonios. Xipe Totec, el Desollador, la Coatlicue y su cauda de catárticos horrores.
Zig: Cuenta larga o cuenta corta: ¿en cuál estamos? ¿En las cuentas cortas de una historia nacional que es producto de las cuentas largas del país?
Zag: Vea la película y sabrá que siempre hay esperanza. La libertad es, antes que nada, libertad interior del individuo. Vencer el miedo mental, tal parece ser la tarea política y personal más importante para resistir el mal tiempo.
Zig: Me recuerda las palabras finales de la carta del Jefe Seattle al presidente gringo que despojó a su pueblo de sus tierras: la vida ha terminado, ahora comenzó la sobrevivencia. Lo dijo hace más de 150 años.
Zag: Bueno, es un consuelo el que hace tanto tiempo haya comenzado. Ya debe faltarle menos a la época para que sucedan sus momentos postreros.
Zig: Sí, el feísmo de esta etapa posmoderna la hace odiosa. Pero aún así me intriga: ¿para qué nos fue dada?
Fernando Solana Olivares
Zag: ¡Ah, qué ocioso es usted! Y un poco mamón, si me permite el comentario. Mejor vea V for Vendetta, en esa película está la crítica política más imaginativa que he encontrado en años.
Zig: ¿Sabe qué hizo Heidegger después del nazismo, en el que fue implicado? Se retiró a lo que llamó exilio interior, vivió en el bosque y guardó silencio por décadas. Luego habló, se convirtió en el príncipe secreto del pensamiento, descifró las causas de nuestra brutal crisis cultural y después murió. Costumbre que suele tener la gente.
Zag: ¿Le parece? Más bien yo ando preocupado por tranquilizarme con tranquilidad. Y la película, tomada de un disolvente comic, propone una salida colectiva ante lo que seguramente viene ---ojo: no le estoy diciendo que sea bueno, sólo que va a pasar---: un gobierno autoritario que vuelva a ocupar el espacio público, cuyo control este régimen ha perdido.
Zig: Algunos historiadores, los que hablan del momento actual como el comienzo de una nueva Edad Media, afirman que los gobiernos autoritarios de corte cesarista, que están por surgir y han surgido, no son tanto formas políticas del pasado sino del mañana, manifestaciones precoces de cómo será el Estado que vendrá. Por cierto, ¿ya se enteró de la última ocurrencia política de Muñoz Ledo acerca del derrocamiento de Calderón?
Zag: ¿Ocurrencia? El personaje es muy dudoso: bastaría su verbalidad incontenible, si no es que su pasado, para no tomarlo en serio. Los peces mueren por la boca.
Zig: Pues sí, pero estos son los actores de la opereta política. O del esperpento, como estando aquí en México se le ocurrió decir a Vallen Inclán: un nuevo género de la tragedia social.
Zag: ¿Está cabrón, verdad? Es increíble la rapidez con que están ocurriendo las cosas. Eso puede indicar que aparecerá un desenlace más o menos pronto
Zig: Los actores del esperpento político, pues. Sin ánimo reductivo, no hay a quién irle. Cierto que la derecha extrema es nefasta, pero la izquierda caníbal también así resulta, y el encopetado centro de la restauración priísta en curso provoca miedo.
Zag: Por eso le digo, tiene que ver V for Vendetta para comprender por dónde van las cosas. En síntesis: un futuro autoritario y policiaco construido por una dictadura civil que utiliza los medios masivos de comunicación para construir una percepción de la realidad llena de miedo. Y la resistencia de un líder político genial, un artista que sabe que las palabras son perspectivas y demuestra que el miedo sólo está en la mente del pueblo controlado. Cuando lo superan, alcanzan la libertad.
Zig: La realidad es tan fantástica que ni siquiera la podemos imaginar. Multidimensional, como la física contemporánea y las filosofías profundas lo enseñan. Sólo percibimos el cuatro por ciento del universo. ¿Dónde está el otro noventa y seis, cómo serán sus manifestaciones? Vuelvo a decírselo: el lenguaje es medicina.
Zag: Depende cuál, también hay lenguaje que intoxica. Los habitantes de ese Londres autoritario y asustado están enfermos del lenguaje que su gobierno los obliga a escuchar. V, el vengador, cambia las denominaciones de las cosas y las llama por su nombre. Anuncia a todos que las palabras son perspectivas.
Zig: Heidegger estaría totalmente de acuerdo. Tal cosa recomendó Confucio cuando el emperador chino le preguntó por la primera medida que debía tomar para encarar la crisis política que ocurría: corregir las denominaciones. El lenguaje es medicina.
Zag: De acuerdo: toda estructura de control se manifiesta en el lenguaje. Desde los gritos infames de los asesinos hasta el silencio impuesto en la mesa familiar, desde los merolicos mediáticos hasta nuestros patéticos padres de la patria. Pero insisto, vea la película. Le va a servir para entender.
Zig: Lo haré, sin duda. Hoy la verdad llega a nosotros desde los sitios más inesperados. Y debemos seguir asombrados ante el único misterio, según la idea presocrática del autor: el hecho de que las cosas son.
Zag: Entiendo. Es como preguntar ¿por qué hay algo y no más bien nada?
Zig: Exacto. Sigue siendo un enigma el estar aquí. Aun cuando el miedo y la dificultad avanzan para instalar una atmósfera asfixiante.
Zag: Solución de continuidad. Eso vendrá. Pero antes puede pasar todo, en este país donde parecen haberse despertado los dioses prehispánicos que los conquistadores hicieron demonios. Xipe Totec, el Desollador, la Coatlicue y su cauda de catárticos horrores.
Zig: Cuenta larga o cuenta corta: ¿en cuál estamos? ¿En las cuentas cortas de una historia nacional que es producto de las cuentas largas del país?
Zag: Vea la película y sabrá que siempre hay esperanza. La libertad es, antes que nada, libertad interior del individuo. Vencer el miedo mental, tal parece ser la tarea política y personal más importante para resistir el mal tiempo.
Zig: Me recuerda las palabras finales de la carta del Jefe Seattle al presidente gringo que despojó a su pueblo de sus tierras: la vida ha terminado, ahora comenzó la sobrevivencia. Lo dijo hace más de 150 años.
Zag: Bueno, es un consuelo el que hace tanto tiempo haya comenzado. Ya debe faltarle menos a la época para que sucedan sus momentos postreros.
Zig: Sí, el feísmo de esta etapa posmoderna la hace odiosa. Pero aún así me intriga: ¿para qué nos fue dada?
Fernando Solana Olivares
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