MEMORIA Y OLVIDO.
Aquella legendaria sentencia victoriana del escritor satírico Samuel Butler ---una mera provocación, cuando fue dicha, contra la inercia de la inmovilidad y la costumbre---, ahora se ha convertido, para nuestra civilizacional desgracia, en un hábito irreparable y acrítico que a todas horas el proyecto enajenador del universo mediático, de la videoesfera, induce como si fuera un mantra machacón y pertinaz: no hay pasado ni recuerdo, sino solamente olvido y novedad.
El sistema ideológico predominante se funda en la destrucción del recuerdo colectivo y en la abolición de la memoria común entre todas aquellas colectividades y personas que aspira a dominar. Como esas creaturas del olvido que no sabían dónde estaban ni quiénes eran porque no recordaban de dónde venían, el capitalismo salvaje necesita formar (o deformar) mentalidades evanescentes, superficiales, desatentas y desmemoriadas, sobre todo, desmemoriadas.
La memoria representa una virtud operativa e imprescindible con la cual puede hacerse otra política y entonces resistir ---emocional, cultural y existencialmente--- ante las atrocidades y aberraciones de un sistema amnésico y nihilista que una y otra vez se tropieza con la misma piedra, la de su creciente y ostentosa inviabilidad. La consignación, el registro, la comparación, la relación, el escepticismo y el recuerdo: acciones tan esencialmente propias de la conciencia crítica como equivalentes a la honda mortal que el pequeño David blande contra el supuestamente invencible Goliat. Los pueblos recuerdan y así se preservan; sus opresores fomentan el olvido y así consiguen predominar.
Antonio Gramsci señaló hace mucho que si se captura la mente de los individuos, sus manos las seguirán. A eso le llamaba “hegemonía”: el nivel simbólico de la cultura dominante que convence a la gente ---a pesar de lo que le demuestre su propia vida--- de que éste es el mejor de los mundos posibles y el único modelo deseable de sociedad que hay.
¿Qué es la verdad entre nosotros, los sujetos posmodernos, cuando el discurso intelectual predominante enfatiza la desaparición de las grandes narrativas de emancipación colectiva y de explicación conceptual, cuando el pensamiento se distancia de las urgencias políticas y sociales pues las califica como no esenciales, y la sociedad del espectáculo suprime las distinciones entre los individuos y la realidad, porque lo real, una de las legitimaciones centrales de la tradición humanística, ahora se considera una simple representación, un simulacro donde ya no hay hechos sino meras interpretaciones? La verdad entre nosotros es solamente lo que circula, lo que se afirma y lo que se repite mediáticamente como tal. Aquello que se funda en el olvido y se enajena en la novedad.
En el clima de capitulación y desencanto generalizados que el pensamiento único neoliberal quiere establecer repitiéndolo sin descanso, cuando todo se reduce al usuario terminal de sí mismo, al sujeto egoísta y encapsulado en la avidez de sus deseos inducidos , a “La marca llamada Tú”, los actuales parecerían ser tiempos donde los mejores ---la gente común, decente, razonablemente buena--- están encerrados bajo su propia incertidumbre, y los peores ---la gente de poder, violencia y dinero, aquellos que siempre han llevado putas a Eleusis--- están henchidos de apasionada intensidad, según advirtió el poeta sobre esta edad de hierro que fatalmente ocurriría.
Y sin embargo, la realidad real ---no la de los oligopolios televisivos y mediáticos, no la de la lengua de madera de los políticos y sus partidos, no la de los intelectuales al servicio de los maharajás criollos y foráneos, no la de los aparatos conceptuales de la inmovilidad analítica y el relativismo cínico--- se mueve en dirección contraria: la resistencia ante el desastre de los ineptos que dicen y creen estar al timón del barco nacional naufragante, la irrupción inesperada de una conciencia juvenil decidida a intervenir directamente en la construcción de otra sociedad más justa, democrática y equitativa. Más moral y ética, en suma.
Parafraseando a Ray Bradbury, visionario recién muerto, cuando las nuevas ideas están listas para nacer, la memoria se da vuelta y las atrapa: “Tanto nos ocupa mirar fuera para encontrar formas y medios, que olvidamos mirar dentro”. Ese olvido artificial va erosionándose ante una memoria que se niega a repetir mecánicamente la amnesia colectiva, la fatalidad histórica de un país que debe ser para todos y no para los pocos que hasta hoy lo han postrado, manipulado, envilecido.
Fernando Solana Olivares.
1 Comments:
MARCHA ANTI-PEÑA NIETO, en apoyo al movimiento transformador Yosoy132, salida de la plaza del 4to centenario al lado de la parroquia el sábado 23 de Junio a las 10 de la mañana y caminaremos hasta las instalaciones de la feria, por un Lagos de Moreno con memoria y en contra del Salinismo que representa el candidato Peña Nieto. Lleva tus mensajes en cartulina, tela, en tu piel, donde sea puedes demostrar que no eres un títere más de televisa y su candidato.
Post a Comment
<< Home