Friday, April 19, 2013

HOY ES LUNES / y II.

La anciana reconocida en Madame Bovary recibe de sus explotadores la medalla al mérito laboral, pero esta viejita alteña no acepta quedarse a recibir la suya justamente por el mismo rubro. Se muestra inquieta primero, luego se incorpora de la fila de asientos de quienes serán premiados y no hay quien pueda impedir que se vaya, pues está diciendo que tiene misa a las ocho y ya lleva veinte minutos de retraso. A continuación todo cobrará sentido. Desde el presídium de premiantes se leerán los méritos de la viejita y el último será haber sido despedida de su trabajo como maestra por cuarenta y cinco años (recuérdese que se está festejando tal cifra por diez) sin indemnización. Dícese que vive de la caridad pública y el público aplaude. Pero la viejita ya no está porque decidió librarse del filisteísmo. Seguirá el notario que recibe su estatuilla por méritos culturales, quien tendrá en vilo a la audiencia ya que puede hablar un par de horas si lo dejan. Una discreta vigilancia a su alrededor lo está marcando y ya desbocado, pleno de sí, dice algo justo: refuta y pone en duda la frase repetida hasta la saciedad ---minutos antes la volvió a citar el joven presidente municipal--- de que la ciudad es la Atenas de Jalisco. Antenas o Apenas. El orador dice que la afirmación es equivocada, que tal lugar común no contiene nada. Concluirá en seguida de la deconstrucción oratoria el verbo transfigurado del poeta Hugo Gutiérrez Vega, recipiendario de la medalla Mariano Azuela. Leerá un discurso impecable, memorioso y bello. Palabras en el orden de la extrema forma. Dirá literatura. El brindis contendrá una sorpresa: un coro de jóvenes voces cantará en medio de los asistentes. Al día siguiente, domingo 31, día del cumpleaños de la ciudad llegan los licenciados, diputados, asesores, el gobernador y otros miembros de la clase política, elegantes personas todos ellos, uniformados de traje negro y corbata roja al inclemente rayo del sol, para sesionar ante el cabildo municipal. Se develará un mural fechado: por la mañana su cortina no corre. Hay que quitarla. Será inauguración. El gobernador es hueco, pero la obra pictórica sobre la ciudad, su historia y la fecha queda colgada en medio de una ceremonia mecánica y vacua. Los políticos ignoran la sustancia del momento, miran las apariencias, pero ella está de todos modos. Días atrás se inauguró una pinacoteca con 39 artistas locales. Quinientas gentes estuvieron en la apertura. Un hombre cantó “Amapola” acompañado al piano. Desigual e interesante narrativa plástica sobre el sitio y las miradas que construye, una semiótica del lugar común rota. Cuadros precarios y malos, junto a seis o siete buenos, dos o tres mucho. De los tres premios de adquisición que serán otorgados, uno lo elegirá el público a través de una cédula puesta en una urna ya casi llena. El pintor fulano no deja de visitar la muestra, mirar su cuadro y votar por él---me cuenta entre risas Ale, la refrescante jovencita a la que encargué la coordinación del tema. Hubo de todo: el líder del grupo de pintores al piso In Situ se largó del hotel sin zapatos y sin avisar a nadie, fue reportado a la policía y hasta varias horas después apareció en su hogar. Volvió para ofrecer arrepentidas disculpas por su evaporación. Los adolescentes de Betulia, comunidad rural lejana, hostigaron procazmente a una clown que actuaba con sus compañeros en la plaza. Sus maestros no intervinieron, estando presentes, dado que no eran horas de clase. A ellos, a Bifunámbulos, los jóvenes priístas les arruinarían el último evento. Al reclamo, la polisémica afirmación: ---como usted quiera se resuelve, maestro--- me dice el encargado de atención a la juventud, flanqueado por dos porros enormes. Cede y permanecerás intacto, aconseja el Tao. Yo cedí. “Los libros curan (explican, sirven para) todo: compra uno”. Con lemas así inscritos en pendones que parecían medievales, colgados en el exconvento, creció cerca de treinta por ciento la venta de libros en la feria. Los manes de cuarenta y cinco generaciones fueron propicios y estuvieron bien dispuestos durante este mes inesperado: la sociedad del lugar se con-movió. Diversos fenómenos concurrieron al hecho, algunos principales: un pequeño formato cercano a la comedia del arte o a la troupé parlanchina de la horda fundacional para operar horizontalmente, muy joven y femenino. Acaso también los años, que han refinado la experiencia. Y sobre todo la fortuna, un repique de campanas habido en Rulfiana. Fernando Solana Olivares.

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