Sunday, July 22, 2012

EXTREMOS, POLARIDADES.

¿Quién tiene razón y dice la verdad en el intenso litigio electoral? ¿El PRI y su candidato presidencial que afirman no haber comprado un solo voto, no haber rebasado los topes de campaña, no haber contado con un teatro mediático-encuestológico para construir e implantar su triunfo? ¿La izquierda y López Obrador quienes sostienen lo contrario, que la elección fue literalmente un mierdero? ¿Los comentaristas de la sensatez o la fatalidad o el cinismo que exigen la deposición de las impugnaciones y la aceptación del resultado? ¿Los estudiantes del #Yosoy132 que están en movimiento contra lo que definen como imposición? ¿Las corrientes radicales que proponen evitar la toma de posesión presidencial de Peña Nieto? ¿La narrativa televisiva orwelliana de la distracción banal y el conformismo colectivo y la estupidización irremediable? ¿El miedo auténtico y/o artificial de tantos a los vientos del odio y la polarización social achacados a López Obrador? ¿El pragmatismo interesado del perdidoso panismo oportunista? ¿La parcialidad ostensible del magistrado electoral que antes de recibir los recursos de inconformidad previstos por la ley anuncia su sentencia? ¿El doble mensaje presidencial de saludar al recién ungido con premura innecesaria y al día siguiente sugerir graves irregularidades electorales? ¿Los atildados consejeros electorales que racionalizan a posteriori su no ejercida autoridad legal? ¿Los poderes fácticos del segundo Estado mafioso que no existe aunque sí exista? ¿La insurrección del resentimiento popular destructivo que escandaliza a los bienpensantes? ¿Las finísimas personas morales de Monex o Soriana incapaces de cualquier trapacería que multiplique su adicción a las ganancias monetarias? ¿La tristeza paralizante de quienes perdieron? ¿La embriagada soberbia de los que ganaron? ¿La condición positiva de “animal político” sagaz atribuida por sus panegiristas a Peña Nieto? ¿La evidente limitación intelectual y cognitiva de su pobre discurso artificialmente aprendido? ¿El “cambio responsable” de un priísmo compuesto por añejos líderes sindicales corruptos y malolientes fosas a perpetuidad de la política, tan envejecidos como la profunda degradación nacional? Todo conocimiento de algo, explica Edgar Morin, actúa mediante la selección de datos significativos y el rechazo de los no significativos; separa (distingue o desarticula) dichos datos y los une (asocia e identifica); jerarquiza aquellos que considera principales y secundarios y centraliza los que cree esenciales en función de un núcleo de nociones maestras. Pero estas operaciones que utilizan la lógica para realizarse son paradójicamente determinadas, decididas y conducidas por principios supralógicos, por paradigmas previos al acto mismo de conocer, por principios ideológicos ocultos “que gobiernan nuestra visión de las cosas y del mundo sin que tengamos conciencia de ello”. Dicho más sencillamente: conocemos lo que ya conocemos, conocemos solamente lo que podemos conocer. En tal medida es verdadera la certidumbre filosófica moderna (marxista, existencialista) que establece el predominio de la experiencia específica de la persona en la construcción de la conciencia con la cual percibe el mundo y determina lo cierto o lo falso, lo bueno y lo malo. Así, una madre verá solamente hijos, un vendedor clientes potenciales, un priísta triunfos inobjetables, un izquierdista fraudes consuetudinarios, un conservador peligros para su estatus, un opinador razones utilitarias al opinar. A fin de cuentas, el lenguaje popular contiene sabiduría: todo depende del cristal con el que se mira. Sin embargo, entre los extremos y las polaridades que hoy determinan el crispamiento político existente, mera antesala de tiempos impredecibles, existen realidades objetivas cuya verdad no depende de la interpretación que cada cual le pueda otorgar. “Todos mienten”, diría el clásico nihilista Dr. House. Excepto los antiguos, a quienes debe acudirse cuando se busca la originalidad. Un texto hindú milenario, el Vishnú Purana, afirma que al predominar el egoísmo, “cuando la sociedad llega a un estado en el que la propiedad confiere categoría, la riqueza se convierte en única fuente de virtud, […] la falsedad en fuente de éxito, el sexo en único medio de placer, cuando los adornos exteriores se confunden con la verdad interior”, entonces el mundo ha entrado en su etapa cíclica final, la edad de hierro, el Kali Yuga actual. ¿Esoteria? ¿Lírica irracionalista? Ya se verá. Fernando Solana Olivarea.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home