Friday, November 09, 2012

PEQUEÑAS COSAS.

1. Deben ser los tiempos. Debe ser la vida. Papini, el gran escritor italiano, escribió siendo ya viejo que él, cuando sus contemporáneos estaban terminando, otra vez debía volver a comenzar. Nada es estable, del riesgo hemos pasado a la incertidumbre. Se siente que algo viene, pero no se sabe qué es. 2. En mi blog, un sujeto anónimo que me acosa gratuitamente con furia desmedida ha venido dejando un mensaje lapidario que cada vez que es borrado él vuelve obsesivamente a subir. Acabará quedándose ahí, cual irritante síquico inocuo aun siendo rabioso, malos deseos que se convierten en lo contrario, pues un día nos cansaremos del proceso. Un sujeto digno de compasión que vomita para ser escuchado. Es extraño pensar que acaso fue mi alumno, un enfermo alumno. 3. Oscuridad del momento proporcional a su iluminación profana. Las cosas lucen desanudadas, cada vez más abatidas, pero la física cuántica confirma la existencia de una noción metafísica: el vacío creador, el orden implicado, del cual surgen las formas de lo existente, el orden explicado. De golpe se resuelve la separación de la modernidad: lo visto y lo no visto es coexistente y simultáneo. Ciencia y religión vuelven a dialogar. 4. ¿Habrá tiempo histórico para que ese conocimiento de integración se vuelva cultura civilizatoria? Quién sabe, pues circulan fuerzas colectivas de gran destrucción. Si lo que ahora ocurre no es una criba, una gran tribulación humana que purgará al género, si resulta en cambio el establecimiento de un nuevo orden planetario posindustrial dominado por una reducida élite, con gobierno, ejército, moneda, deidad y religión únicos, los mundos distópicos de Huxley y Orwell sumados, habrá ocurrido la etapa donde el Adversario dominará. La tradición judeocristiana asegura que solamente reinará un tiempo y luego advendrá el Mesías, el finalizador de la Historia. 5. Que se jodan, mandó decir con refinamiento Bryce Echenique. Verdad líquida. Somos de derecha envidiosa quienes criticamos su indefendible pero recibido premio en propia mano y a escondidas. El perdedor fue él, así los días contemporáneos sean tan desmemoriados como suelen serlo. Hay otra ética del acto creativo de escribir. Es más platónica que metálica y tiene que ver no con el escritor sino con la escritura. Ella es la única que de verdad premia o castiga. Pobre Bryce, otro exitoso jodido. 6. Dos estados norteamericanos, Colorado y Washington, legalizan la mariguana con fines recreativos. Cuando menos en ellos queda abrogada la prohibición de una droga ancestral que ha estado entre los humanos en diversas culturas y regiones desde tiempos inmemoriales. Una sustancia “profundamente desleal con los valores egodominantes” (McKenna), para la cual hay centenas de voces lingüísticas, prohibida unilateral y anticientíficamente por intereses económicos y de control de la ingeniería social anglosajona. Un pequeño cambio legislativo que ojalá provoque un legalizador torbellino. 7. Una profecía que puede acabar siendo autocumplida está desarrollándose con creciente velocidad. Su advertencia es el inminente fin del mundo. De ser cierta todo está resuelto, pues llegará la fecha y lo real se desvanecerá en el aire mediante un golpe brutal de energía cósmica. De ser falsa habrá que pensar las cosas de nuevo. Cambiar personalmente, hacer ajustes, lograr metamorfosis. Pero este no desenlace decepcionará a tantos creyentes del final, a aquellos posmodernos a quienes consuela la tajante idea de terminar. 8. “No es el rumor del mundo más que un soplo / de viento, que ya viene de acá o ya de allá viene / y cambia nombre por cambiar de lado”, dice Dante en Purgatorio XI. Todo importa, nada importa. Pero las pruebas de la vida deben tener alguna finalidad. O cuando menos, uno ha de imaginarla. Como si la vida fuera un sitio fantástico, por ejemplo al escribir: el lugar donde siempre llueve. La afirmación vuelve extraordinaria esa realidad. Las pruebas, según ciertas doctrinas, colocan al probado ante la luz. 9. El pintor abstracto Piet Mondrian murió en Nueva York una madrugada de 1944. Dos años antes, al cumplir los setenta, había apenas alcanzado el reconocimiento pleno. Falleció estando a solas para no dar molestias a nadie, consecuente con el rigor ascético que imprimió en su pintura, combinación de los tres colores primarios sobre una trama ortogonal de líneas negras. Como mi sabia mujer afirma, todo radica en mantener la dignidad hasta el último instante. Y no dar molestias en lo posible. Es el arte del final. Fernando Solana Olivares.

1 Comments:

Blogger Abr.... said...

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7:57 PM  

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