Friday, October 12, 2012

INTEMPESTIVAS LIBRESCAS.

“El universo es un inmenso libro”, escribió Mohyd-din ibn Arabi, según refiere el Diccionario de los símbolos de Chevalier y Gheerbrant. Elevándose un grado, afirman estos autores, el libro es el símbolo del universo. Así se sabe que el “Libro de la vida” del Apocalipsis está en el centro del Paraíso y corresponde al “Árbol de la vida”, cuyas hojas son semejantes a los caracteres del libro y representan tanto la totalidad de los seres como la totalidad de los decretos divinos. “Si el universo es un libro, es porque el libro es la revelación y entonces, por extensión, la manifestación. El Liber Mundi es al mismo tiempo el mensaje divino, el arquetipo del que otros diversos libros revelados no son más que especificaciones, traducciones en lenguaje inteligible”. Se alude al esoterismo islámico que distingue entre un aspecto macrocósmico y otro microcósmico del libro, a partir de los cuales establece una lista de correspondencias. Al primero, el Liber Mundi, una manifestación que se derrama de su principio, la inteligencia cósmica, sigue aquel libro que está en el corazón humano, la inteligencia individual. En ciertas versiones de la búsqueda del Grial el libro también se identifica con la copa. De ahí se propone, conforme a estos simbolistas, que la búsqueda del Grial es la búsqueda de la palabra perdida, de aquella “sabiduría suprema inaccesible al común de los humanos”. Y similarmente, un libro “cerrado” representa la materia virgen que conserva sus secretos. Un libro “abierto” es, en cambio, la materia fecundada, cuyo contenido va siendo aprehendido por quien lo escruta. Igualmente el corazón humano simboliza un libro: abierto ofrece sus sentimientos, cerrado los esconde. El alquimista contemporáneo Fulcanelli, citado por Chevalier y Gheerbrant, establece algo similar: “la obra (alquímica) se expresa simbólicamente por un libro abierto o cerrado según que aquella (la materia prima) haya sido trabajada o solamente extraída de la mina. A veces, cuando el libro figura cerrado ---lo que indica la sustancia mineral bruta--- no es raro verlo sellado con siete sellos; son las señales de las siete operaciones sucesivas que permiten abrirlo, rompiendo cada uno de los sellos de cierre. Así es el gran libro de la naturaleza, que encierra en sus páginas la revelación de las ciencias profanas y la de los misterios sagrados.” Otro autor, Hans Biedermann, consigna en su respectivo diccionario simbólico que el libro es símbolo de la cultura y la religión superiores, un recipiente de la verdad revelada como libro sagrado o de la verdad descubierta como libro sapiencial. Por ello el Juez del mundo, el Pantókrator, se representa con un libro en el cual están consignadas todas las acciones de los hombres, el alfa y el omega de su vida en la Tierra. Algunas iconografías cristianas muestran a María leyendo la Biblia en el pasaje donde Isaías (7,14) anticipa proféticamente su condición: “He aquí que una mujer joven concebirá”. Los santos doctos se caracterizan a menudo con libros en la mano como muestra de un saber recibido desde lo alto, y el vidente Juan llega a ser materializado tragándose el libro de la Revelación como una forma de interiorizar el mensaje divino, acción simbólica de toda lectura esencial donde se “traga” un conocimiento superior. El libro además actúa en hechos visionarios atribuidos a analfabetas como Juana de Arco, quien contrapuso su experiencia directa al saber libresco de los teólogos que la juzgaban: “Mi señor tiene un libro en el que jamás ha podido leer clérigo alguno, por muy perfecto que fuese en sus estudios clericales”. Del mismo modo que la doncella guerrera, Paracelso estimaba la “lectura en el libro de la naturaleza” mucho más que cualquier otro estudio teórico. Y en cuanto a los sueños, analistas como Aeppli atribuyen significados positivos al soñar con libros, cuando “naturaleza e inteligencia aparecen al inconsciente como grandes potencias de la vida. Como receptáculo de la inteligencia aparece con especial frecuencia el libro. Un libro antiquísimo, grande, de impresionante escritura: es el libro de la vida”. Así, me veo leer que leo cuanto he leído que leía pues estaba siendo lector asaz leí apenas hube porque leeré donde leería y habría de leer que lea o no ese leyese acaso hubiera algo que leyere solamente en tanto húbose leído lo que voy leyendo. Me veo leer que leo. Y como Benjamin, sueño con escribir un libro sólo compuesto de citas. Fernando Solana Olivares.

1 Comments:

Blogger cheko navarro said...

yo se quien es el anonimo enfermo es daniel prieto moreno, y vive en la allende. y es de guadalajara

es un vato nini, y mamarquista,



att
cheko navarro{-
me gustaria verlo en la calle para romperle la madre

7:45 AM  

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