Friday, January 01, 2016

LA APARICIÓN SIMULTÁNEA

Para Alberto Vital, quien lo hará con excelencia En alguna parte no axiomática del pensamiento budista existe la noción de la doctrina de la aparición simultánea, que se entiende como el surgimiento dialéctico de una oposición complementaria: la tesis y la antítesis, la enfermedad y la cura, la pregunta y la respuesta, la plaga y el antídoto, el problema y la solución, el encargo y la persona. Es en el peligro donde se encuentra la salvación, afirma el poeta Hölderlin, comprendiendo así tal postulación de relaciones de doble vía. Vienen a la mente algunos ejemplos entre tantos, inagotables, que sin duda se pueden evocar: la cualidad “saturnina” de Herman Melville, como la llama Elizabeth Hardwick, que acepta fríamente su destino de oficinista mal pagado y mantiene el orgullo en el fracaso, al cual considera como una suerte de deidad. O la conducta de Sísifo contada por Camus, quien sólo vence su castigo divino al amar la piedra que incesantemente tiene que empujar. O la terca capacidad de las sociedades humanas para encontrar solución a los problemas que deban resolver, como les atribuye Carlos Marx. O el “centro-raíz” de la mente humana vislumbrado por Withman, aquel hilo oculto que sujeta todas las cosas, toda la historia y el tiempo, todos los sucesos triviales o trascendentes, una intuición de equilibrio absoluto que existe en nosotros aun en medio de “esta increíble simulación e intranquilidad que llamamos mundo”. De la fusión entre la filosofía helenista y el pensamiento cristiano surgió, según afirma Ralph Metzner, una categoría que puede corresponder al orden de la aparición simultánea: la metanoia, que literalmente significa “más allá de la mente”, más allá de la mente racional, y que en los escritos cristianos se entiende como arrepentimiento: “sentirlo de nuevo” o, con más exactitud semántica, “cambio en la mente”, “metamorfosis intelectual”. De ahí que si la mente humana es metafórica, y la mente es el patrón que conecta cualquier fenómeno entre sí, toda realidad contiene su enunciado y su enunciación, los cuales surgen al mismo tiempo aunque la percepción de uno predomine, por razones culturales o ideológicas (uno de los tres irritantes síquicos esenciales del budismo: la ignorancia acerca de la naturaleza dual de lo real), sobre la existencia concurrente de la otra. La doctrina de la aparición simultánea fue descrita por el Buda en el llamado Sermón del Nudo, donde explicó que para desatar un nudo primero debe descubrirse cómo fue atado, “porque el que conoce los orígenes de las cosas, también conoce su disolución”. Algo parecido aconseja el legendario libro del Kama Sutra: si quieren saberse las causas deben observarse los efectos, si quieren saberse los efectos deben atenderse las causas. Los unos siempre están en las otras y viceversa, en simultaneidad. El budismo tibetano utiliza el término bardo para designar una “transición” o un intervalo entre la conclusión de una situación y el comienzo de la siguiente. La existencia se divide en cuatro bardos durante los cuales la posibilidad del despertar está en activo: el bardo de la vida, el de la muerte, el de la experiencia inmediata de la posmuerte y el del devenir desde la muerte a una nueva vida. No sólo al vivir o morir se experimentan tales intervalos porque son una continua oscilación entre pares de opuestos que casi todo el tiempo determinan a la mente común del ser: claridad y confusión, perplejidad y revelación, certidumbre e incertidumbre, sabiduría y confusión, estados que surgen simultáneamente, que son “coemergentes” entre sí. A cada sed se le da su propia agua y las cosas no suceden porque sí: el azar no existe y antes que casualidades hay causalidades. Por ejemplo ahora, cuando el neoliberalismo hegemónico considera todo como una mercancía cuyo único valor es el lucro, la rentabilidad, y mediáticamente se desechan como un estorbo mental porque se perciben como un peligro político el arte, la sensibilidad, la reflexión crítica sobre la realidad y el conocimiento por el conocimiento mismo, aquellas herencias humanistas esenciales del Occidente, cuando el odio a la cultura se vuelve cultural en sí mismo, es nombrado Coordinador de Humanidades de la UNAM, último reducto nacional de la cultura verdadera, uno de los más brillantes y capaces hombres de letras de nuestra generación. Doctrina de la aparición simultánea: la sensibilidad vasconcelista surge cuando se necesita. Fernando Solana Olivares

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