Sunday, September 25, 2011

TANTAS HADAS.

Uno tiene que ofrecer disculpas por ponerse así, pero es que ellas son encantadoras. No hay nada más misterioso que las mujeres. Recientemente fui a una fiesta y me prendé de muchas, en estos días todo-cruje: ella que se volvió madura y deseable e interesante, otra que cuenta su condición de caperucita rosa y su marido el lobo feroz y resulta encantadora, aquella que ha crecido como sorpresa y la que está más guapa que nunca, o la de junto, inadvertida, que de pronto aparece y quita el aliento. Qué bonitas son. Y ésta, deseable madre, que acabó saludándome pues habría algún pendiente entre nosotros. Tantas bellas mujeres. Uno es parejero: casi todas. Pero algunas más, y me rodearon. Gracias a la vida: alrededor de mí.

Y luego, lo que hay que contar para que no parezca una tontería masculina, más de veinte, treinta evas recordables, imaginables. Esta onda de señor mayor: antes que lúbrico, uno se ha vuelto agradecido. O como Henry Miller, caliente-mental, fascinado-visual con el otro género; a lo sesenta, setenta, ochenta años, siempre igual. Lo femenino es una condición trascendente: ellas (los más interesantes de los ellos) son mujeres. Bendito sea Dios, quien es mujer. Y estuve en un gineceo donde menos y donde más se podría esperar.

Érase una vez en los Altos de Jalisco. Tierra dura. Geopolítica del centro que ocupa, y ahora aquí no ha llovido. Se celebran las fiestas patrias y antier se dieron los gritos en las plazas públicas en medio del desánimo general. Muchos dijeron que no había nada que festejar con el país roto. Si los guerreros que no había nada que festejar con el país roto. Si los guerreros (as) crean su propio ánimo, ¿cómo logrará hacerlo un pueblo atribulado que todos los días escribe el diario de su desasosiego? Así se lo propuse a una de las hadas durante la fiesta femenina: escríbelo en correlato objetivo: eres tú pero di ella y conjuga ella hacía en lugar de ella hizo.

Las sociedades tienen éxito mientras sus integrantes así lo creen. La mexicana luce desacreditada. Antiguas profecías advirtieron que el mal se desbordaría por todas partes antes de la regeneración global. El profeta Jeremías habló del vigilante sagaz que debe extirpar y destruir, perder y derrocar, y acaso reconstruir y plantar. La desesperada esperanza de este tiempo cual un corte radical, una coyuntura histórica crítica, una gran tribulación.

Big words. Todas las hadas son inteligentes. Platico con una de ellas las tres opciones políticas del Movimiento por la Paz: a) volver al encabronamiento del principio, postura de un hombre inteligente e infrecuente (los hombres así son escasos, pero también los hay), Pietro Ameglio; b) seguir construyendo ciudadanía, intención de Javier Sicilia, ese poeta lanzado con inmensa rapidez y trágica violencia al epicentro del dolor mexicano; c) determinar la ruta conforme resulte el diálogo con el gobierno y el calendario electoral, según propone el contemporizador Álvarez Icaza, la burocracia de la rebelión. Ella me dice:

---Las dos primeras posturas son complementarias. La tercera no es una alternativa sino una cooptación, aunque al pragmatismo masculino le parezca mejor.

Me desprendo de la incriminación genérica. Como enseñaría José Alfredo, nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores. Decido citar culturita y contesto:

---Berman afirma que el cambio social está siendo generado por millones de individuos que sin manifestar gran interés en el cambio per se han embarcado en una forma u otra de “migración interna”. Sugerente, ¿no?

El hada ríe con risa cristalina: ---Necesitaríamos construir un futuro donde se reunieran de nuevo el hecho y el valor ---.

---Quizá ya está ocurriendo. Mira lo que escribe Goodman en La doble E: que la decadencia misma de la sociedad industrial avanzada es uno de los factores causantes de los cambios que están en curso. La sociedad de la conservación llegará cuando el producto interno bruto delirante alcance sus límites físicos. Entonces surgirá una “economía budista”, vuelta virtud, afirma el autor, una economía de estado estacionario que diga sí a la gente y no al dinero.

Después el sarao nos lleva hacia otro lado, a la sensualidad del instante no duradero, a la embriaguez que trastoca los sentidos. Las hadas revolotean porque las hadas pueden hacer eso y más, como en otras ocasiones han logrado dormir a todos los asistentes de un banquete. O despertarlos, lo que consiguen aquí, en el festejo de horizontes amplios de estas elevaciones cristeras.

Cierto momento debió haber sido determinante pero transcurrió inadvertido. Es el punto de no retorno de las gentes, las sociedades y las cosas. Las cabezas degolladas de estos días sangrientos comenzaron alguna vez siendo mentadas de madre. El sentimiento está asociado a la supresión de las libertades individuales y el irracionalismo se vincula con la mística de la intuición. Uno se pierde a sí mismo para encontrarse a la vuelta. No sé si vamos hacia esa Gran Cultura Madre neo-arcaica, a un anarquismo taoísta contracultural, o si estamos atorados en un fascismo tecnológico que se presenta con la máscara de la libertad.

El ego es una construcción paranoide fundamentada en la lógica de oposición: uno mismo y lo otro, los otros. Las hadas, aquellas que son las otras, las mismas, las de siempre, curan dicho error epistémico. Y para que el fin de este mundo nos pille bailando, nos ponemos a hacerlo. Una de ellas me lleva a la pista, me baila, me da vueltas, me libra de mí.

Fernando Solana Olivares.

Saturday, September 17, 2011

IVÊTOT (NO) VALE CONSTANTINOPLA

La quiebra de la civilización neoliberal es un hecho: el recipiente roto. Se vive un abismo cada vez más irreparable entre lo que la cultura fue y lo que quizá será. Todo un mundo (o varios) de sensibilidad y conocimiento se ha evaporado en unas cuantas décadas. Ahora, en una operación de monjecopismo, el pensamiento intelectual ilustrado y sus sensibilidades están refugiados entre ciertas gentes, pequeños grupos e instituciones y algunos enclaves universitarios.
Esta ruptura de la continuidad cultural fue un diseño del neoliberalismo; la necesidad ideológica (política, económica, social) del mismo que para lograr su hegemonía global debió desplazar aquellas narrativas de la complejidad y la interpretación, de la herencia crítica y escéptica de la modernidad cultural, cuando éramos más inteligentes porque no existía la televisión, narrativas y herencia que concebían la cultura al modo clásico: como el cultivo del ser y su interioridad. El neoliberalismo necesitaba desmontar los mecanismos analíticos, las conductas resistentes de la ciudadanía democrática, la libertad imaginativa del sujeto y de las sociedades para producir esa mentalidad común cosificada por la democratización del deseo y el principio del placer, dominada por un materialismo plano y superficial en donde ocurre el advenimiento del consumo y la invención del consumidor, sometida pavlovianamente a una sociedad del espectáculo enajenada y mendaz.
La paradoja del humanismo renacentista que degeneró en deshumanización tardomoderna. Lo humano olvidó su condición mediadora. El arte más viejo que se conoce, según Sloterdijk, hacer seres humanos, dejó de ser un principio compartido por todos, una pertenencia moral. En estos días existen tres tipos de personas: muy pocos quienes han dado un paso adelante ---seres autorrealizados---, muchos que se conservan inmóviles y asustados ---seres de la costumbre nostálgica---, y quienes han retrocedido hasta la subhumanidad ---los multiplicados depredadores---.
La historia en sí misma es loca: atentado contra el sopor. Loca cultura resistente, nuestra verdadera contra-cultura. Un hombre de audacia intelectual y académica, formado en La Sorbona, se propone fundar una licenciatura de Humanidades en Lagos de Moreno, Jalisco. La insólita iniciativa es conducida hasta su formalización al interior de la Universidad de Guadalajara, complicada institución educativa sometida al dictum neoliberal de la universidad mercado, del conocimiento como mercancía, de los puntajes productivistas impuestos por el lucracional modelo anglosajón de la “competitividad”. Por fin Roberto Castelán lo logra, la carrera se abre y las humanidades (enseñar el arte de lo humano) comienzan a decirse en esa pequeña ciudad cristera, conservadora, cerrada, pero también liberal y con cierta tradición intelectual decimonónica.
Tres enemigos del proyecto surgen. El primero es estructural: a) ¿Para qué humanidades en tiempos de estupidización tecnocrática generalizada, horror económico, población prescindible, esclavización física y mental crecientes? ¿Para qué humanidades en un mundo orwelliano? El segundo es local: b) ¿Para qué humanidades en un pueblo engañado que perdió una guerra religiosa y desde entonces vive volcado sobre sí mismo, determinado por el doble vínculo y la doble moral, habitado por individualistas que proclaman ser hijos de Dios todos pero parientes y enemigos todos? ¿Para qué humanidades donde gobierna una derecha panista corrupta, reaccionaria y viciosa, donde la clerecía es una ignorante teocracia ocupada por monjas y curas? ¿Para qué humanidades dirigidas a alumnos homo videns que han aprendido a ver sin comprender y cuyo mundo cultural (pensar es experimentar) es estrecho y endógeno? ¿Para qué humanidades a hijos de familias donde nunca se ha leído un libro, visto una obra de teatro o escuchado una sonata? (“Quita esa chingadera”, le dijo el padre a la alumna cuando ella escuchaba la ópera de Mozart encargada de tarea.) El tercero es producto de los dos anteriores y se condensa en el veraz proverbio pueblo chico-infierno grande: c) ¿Para qué humanidades impartidas por maestros y maestras que dedican su tiempo lectivo a desautorizar la carrera donde dan clases y a criticar a sus colegas? ¿Para qué humanidades ante alumnos que agudizan su sentimiento de inferioridad cultural conforme avanzan los semestres ---porque algo aprenden--- y lo compensan con una conducta neurótica, la desconfianza cognitiva? ¿Para qué humanidades a jóvenes apremiados por encontrar trabajo y sin imaginación ni temple para lograrlo?
Decía Flaubert que Ivêtot vale Constantinopla. Tal vez solamente por hablar de Hölderlin, o de Borges, o de Spinoza entre los muros de las aulas, tal vez solamente por regresar al origen y ser originales, todo lo anterior cobra sentido. Aunque represente el canto de cisne de una cultura a la que ya no le quedan comienzos. En mi fin está mi principio, diría el poeta. Y ello es motivo de alegría.
En suma: si las preguntas contienen la respuesta, entonces lo antedicho es un falso problema. ¿Para qué humanidades, donde sea que éstas lleguen? Para eso justamente, para no preguntarse en el futuro para qué. Ni por qué. Y para que continuando cambien, se corrijan radicalmente y dejen de deificar al ser humano y su razón. Lo conviertan, de nuevo, en un mediador entre sus ancestros y sus descendientes, entre la naturaleza y la civilización, entre el cielo y la tierra. Como todo se transforma.

Fernando Solana Olivares.

Sunday, September 11, 2011

ONCE ENIGMAS DEL 11-S.

Se cumplen ya diez años de un suceso pavoroso cuyas consecuencias, mundialmente decisivas, iniciaron un nuevo momento político, militar, económico, jurídico y social. Ahora es doble el asombro que provoca: primero, por “el tiempo mismo, el tiempo insaciable de años, que consume todos los que transcurren”, como diría Cicerón; segundo, por la suma de evidencias que demuestran que su ejecución correspondió a un montaje, a una intención oculta. Lo que sigue proviene, en gran medida, de la investigación elaborada por Thierry Meyssan, presidente de la Red Voltaire (www.resauvoltaire.net) y autor de La terrible impostura (Editorial El Ateneo, Argentina, 2002). Consiste en aquello que es tan difícil de ver porque se coloca justamente frente a los ojos.
1. Ningún avión Boeing pudo impactar el área del Pentágono atacada el 11 de septiembre de 2001, casualmente en reparación. La hendedura causada por el choque sólo abarcó el espacio de la nariz del avión, cuyas alas y fuselaje trasero se evaporaron sin dejar rastro alguno. Un ángulo de impacto así sería imposible para una nave de tales dimensiones, que en su trayectoria de colisión no dañó ni siquiera el césped del jardín o las farolas de la autopista que bordea el estacionamiento del edificio colapsado.
2. Aunque diversos “testigos oculares”, oficiales y parlamentarios militares, declararon haber visto caer el avión, la controladora aérea del cercano aeropuerto de Dulles describió a ABC News el comportamiento del aparato en el radar: volaba a 800 km. por hora y se dirigió hacia el espacio aéreo protegido de la Casa Blanca y el Capitolio para después virar oblicuamente sobre el Pentágono. Dada esa velocidad y tal capacidad de maniobra, tanto la controladora como sus colegas afirmaron que no podía tratarse de un avión comercial sino de un artefacto militar.
3. Varias personas que conducían su automóvil por la autopista cercana al Pentágono escucharon el estridente ruido de un avión encima de ellos. Quienes dijeron haber visto el aparato lo describieron como muy pequeño, no como un Boeing 757. Los datos existentes permiten suponer que dicho objeto habría sido un misil, cuya apariencia es la de un pequeño avión. Los daños causados y el incendio instantáneo en el edificio corresponden a los efectos que un proyectil así provocaría.
4. Sólo un misil del ejército estadounidense que emitiera un código conocido podría entrar al espacio aéreo del Pentágono sin desencadenar la inmediata respuesta de armas antimisiles. Tal hecho permite suponer la existencia de una conspiración en el seno de las fuerzas armadas para perpetrar los atentados.
5. La inmensa dificultad técnica del impacto que lograron los dos aviones contra las Torres Gemelas ---una proeza para pilotos veteranos, un acto imposible para los aprendices de vuelo que supuestamente los estrellaron--- solamente puede explicarse con la existencia de balizas, señales de radiofrecuencia emitidas desde el blanco, el interior de los mismos edificios, que guiaron infaliblemente a los aviones. Una complicidad hasta hoy desconocida debió requerirse para ello.
6. Se afirmó que las Torres Gemelas se desmoronaron sobre sí mismas a causa del calor que la combustión de los carburantes de los aviones habría causado. Tanto asociaciones de bomberos como revistas especializadas y cuando menos un experto rechazaron tal teoría. Los bomberos afirmaron haber escuchado explosiones en la base de los edificios, y el experto en el tema (Van Romero, del New Mexico Institute of Mining and Technology) aseguró que el derrumbe sólo pudo ser causado mediante explosivos colocados en la base de las torres.
7. El choque de los aviones no explica la caída de un tercer edificio, la Torre 7, que horas después del atentado y sin haber sido tocada por ningún impacto se desplomó sobre sí misma. La prensa difundió que en ella se escondía una estación secreta de la CIA. A su vez, la historia contemporánea de Estados Unidos muestra que el terrorismo interno, paramilitar o militar, es una práctica creciente.
8. El teniente de la marina estadounidense Delmart Edward Vreeland fue detenido en Toronto por fraude con tarjetas de crédito. El 12 de agosto de 2001 Vreeland entregó a las autoridades carcelarias un sobre cerrado que contenía su declaración sobre los atentados que ocurrirían. Fue abierto el 14 de septiembre de ese año y en la declaración se encontró una descripción precisa de los atentados cometidos tres días atrás en Nueva York. Bruce Hoffman, vicepresidente de la Rand Corporation, impartió una conferencia en marzo de 2001 ante oficiales de la Fuerza Aérea estadounidense. En ella habló de la posibilidad “terrorista” de derribar las Torres Gemelas con aviones teledirigidos.
9. Una empresa de mensajería electrónica, Odigo, recibió mensajes de alerta anónimos sobre los atentados dos horas antes de que ocurrieran. Días atrás se registraron inusuales movimientos bursátiles especulativos con las acciones de las compañías aéreas que sufrirían los secuestros de sus naves. Sus anónimos poseedores lograron ganancias multimillonarias.
10. Según John Stanton y Wayne Madsen, periodistas, los historiadores futuros señalarán que entre noviembre de 2001 y febrero de 2002 la democracia, como fue concebida por sus padres fundadores, resultó aniquilada, y que al momento de expirar nació el Estado fascista y teocrático norteamericano.
11. “El lobby energético es el primer beneficiario de la guerra de Afganistán; el lobby militar e industrial es el gran vencedor del 11 de septiembre.” Tierry Meyssan.

Fernando Solana Olivares.

Saturday, September 03, 2011

ALCANCE AL INFORME.

Querido Phil: el caldero sigue ebullendo. Los epifenómenos son más graves cada vez. Eso, que es espantoso, tiene algo horriblemente bueno: toda gravedad desemboca. Cambio morfogenético, kali-yuga, edad de hierro, época triste-triste o la crisis de una civilización quebrada. Por eso Steiner escribe que no nos quedan más comienzos. Y hasta ahora, después de todo, seguimos viviendo.

Comienzo a ver ciertas ventajas: no sólo la siega que esto supone, la cizaña que se extirpa, sino la confirmación de lo transitorio que resulta. Aunque suene criminoso, estamos viviendo una guerra metafísica entre el bien y el mal que se escenifica aquí mismo. Por cierto, querido Phil impresente, ¿qué hay más allá de todo esto? ¿Existe algo y no más bien nada?

Siempre que escribo de ti lo hago de otra cosa. Como si la retórica no quisiera volverse sobre sí misma y decir fórmulas célebres: el arte es Dios operante, es campo semántico inagotable, es metáfora que lleva más allá para mostrar lo otro de lo mismo, el arte ayuda a tolerar la existencia. Sobre todo ésta: la tardomoderna, nuestra caída crepuscular de la historia. ¿Aceptarías, Phil, que danzara en círculos proclamando la última palabra del rito católico del bautismo: efeta, ábrete, y que todo se abriera?

Quizá estarás de acuerdo en que las palabras son perspectivas. Sobre todo ahora que experimentas una metamorfosis. De pronto la palabra sustancias viene al lenguaje. ¿Las palabras son sustancias? Podrían serlo. A fin de cuentas las palabras circulan, las sustancias también. Una tarde subimos tú y yo por una calle pedregosa y empinada de Tepoztlán para comprar cervezas. Platicamos del cónsul de Lowry, ebrio cósmico. Necesitábamos sustancias que nos ayudaran a festejar nuestra existencia. Y ahora un creciente número de gente espera que el fin del mundo los pille bailando.

Sigo cuestionándome para qué entonces la vida exige tantos afanes. Por ejemplo, la etiología de la fiesta, rito de pasaje y euforia. Una condición de la conciencia que siempre quiere subir aquel peldaño sobre las cosas, dislocar la rutinaria normalidad del día. El arte ha cambiado de lugar entre nosotros: hoy cuelgan en los puentes ofrendas de cuerpos desollados en honor de Xipe-Totec, Nuestro Señor el Desollador. Los amarres están rotos. La pregunta es si seguirán así indefinidamente: un horror de baja intensidad difusa, suficiente para paralizar mediante el miedo de sus sacrificiales y carniceros ejemplos, esas órdenes silenciosas.

¿Se impondrá un orden autoritario que lo impida? ¿Harán de México los ejércitos gringos su nuevo Afganistán vietnamizado? ¿La civilización neoliberal quebrada en varios sitios, entre ellos este país tan haiga sido como haiga sido, se corregirá a sí misma? ¿Nos volveremos seres de luz todos los buenos y alcanzaremos un beatífico cambio dimensional? ¿O seguirá el guión apocalíptico acumulando signos de los tiempos hasta que suene la hora del acto postrero? Toda vida es individual pero nunca como ahora había sido tan colectiva: destino general.

Si la cultura es el diálogo de los vivos con los muertos yo debo hablar, así sea tangencialmente (Perseo toma un espejo) de la función de tu pintura. Acaso del soporte, del oficio. De tus pinceles diarios, usados miles de veces para una misma acción que produjo hermosos objetos únicos, miles de objetos. Tu opulento bosque plástico hecho desde telas hasta papel periódico. Re-presentación. En tus obras hay dos cualidades: la imagen y la conciencia psíquica que la creó. Las dos son interdependientes y se vuelven únicas, nunca más surgidas en el océano de las formas.

La primera fortalece mi imaginación, la segunda la expande. Con ellas, tu vida se cumplió cumpliendo su tarea: pintar febril y genialmente y dejar lo pintado entre nosotros. La vida es una tarea, sobre todo ahora.

Un libro se llama La vida: instrucciones de uso —tú recordarás, querido Phil, si es de Perec—. Súbitamente pienso que no hay alternativa, excepto actuar como si. Me explico: las instrucciones para la vida es vivirla como si tuviera sentido. ¿Aun —te pregunto— cuando decenas de señoras son quemadas a la media tarde con cuatro bidones de gasolina en el casino al que iban a jugar juegos de jubiladas? Sálganse porque se las va a cargar la verga —dijeron los facinerosos—, rociaron el líquido y prendieron fuego al local rebosante de inocentes que ignoraban su cita con la calcinación.

Lamento que mis cartas al extramundo consistan en estos informes nada estéticos, nada jubilosos. Pero tu arte cantocísnico del país y su ciudad medúsica, tu crepuscular pintura del poder penetrante, de la representación (me encanta esa palabra) sobre un conjunto de seres, calles, edificaciones, vidas, drogas, violencia, biografías, colores, trazos furiosos, desigualdades humanas y epifanías en la esquina, jardines de la iluminación y alteraciones de la conciencia, valle de lágrimas homicidas, ha logrado ser parte de lo que no es infierno, algo a lo que hay que hacerle lugar y darle espacio.

La vida, querido Phil, es una burbuja. Corre como agua entre los dedos. Por cierto, a la mía acaban de llegar dos nietos, una niña y un niño, con un día de diferencia. Los dioscuros. Las personas episódicas salimos de la escena pero la función humana continúa, así a veces parezca que desaparecerá. No pasa nada. No somos de aquí. Nos vamos mañana.

Un abrazo, querido amigo. Que te encuentres bueno.

Fernando Solana Olivares.